Sheila y Héctor habían disfrutado de una divertida cita aprendiendo a bailar bachata con el coreógrafo Poti. Entre ellos la química era evidente y Poti les había tenido que separar en varias ocasiones ante el alto voltaje. Pero cuando se quedaron solos, finalmente resolvieron su atracción.
Héctor le contó a Sheila algo muy personal: que se había criado solo con su madre y que no tenía padre. El hecho de que el pretendiente se abriese con ella terminó por conquistarla. Pero fue "la mirada triangular" lo que delató a nuestra 'Bachelorette'.
"Cuando miras a un ojo, luego a otro y después a la boca, la psicología dice que sientes deseo por esa persona. Tú lo estás haciendo y me estás poniendo nervioso", le dijo el pretendiente. Sheila no lo negó y se animó a darle un beso para demostrarle que tenía razón.
"No llegué a la cita con Héctor pensando que podía llegar este momento", confesó después Sheila, aunque con una gran sonrisa. "Lo que hace el baile", dijeron los dos al reírse tras besarse.