La erupción del volcán Cumbre Vieja en la isla de La Palma ha obligado ya al desalojo de al menos 5.500 personas y ha arrasado alrededor de un centenar de viviendas. Un drama para muchas familias que ha tocado de cerca a Carme Chaparro que está sufriendo el avance de la lava por lo que pueda pasarle a una buena amiga suya, Martina Rassi y a toda su familia.
En las últimas horas la isla de La Palma se ha convertido en un infierno para sus habitantes. A las ocho bocas que ya estaban abiertas se suma una novena y la lava amenaza un millar de casas en su camino hacia el mar. Una de ellas es la de Martina Rassi, amiga de Carme Chaparro y de profesión platanera a la que conoció cuando grababa 'Mujeres al poder'.
Muy preocupada por el destino de su amiga y de la familia de esta, la periodista ha querido mostrar el drama real que están viviendo muchas personas como ella ante este fenómeno de la naturaleza, que resulta toda una catástrofe para la isla y sus habitantes: "Su casa está en el camino de la lava, en El Paraíso. No sabe si quedará sepultada", ha escrito en su cuenta de Instagram para mostrar el shock emocional que se está viviendo allí.
A través de su amiga, Carme Chaparro ha tratado de ser vehículo de todo ese dolor, de todo lo que allí se está padeciendo. "Muchos de sus amigos y vecinos lo han perdido todo", apunta y cuando dice eso hace referencia a sus casas, recuerdos, coches y cultivos que han quedado sepultados por metros y metros de lava. "Nunca más podrán volver", afirma rotunda la periodista.
Por esta razón a través de una imagen de lo que ella describe que eran "días felices" en los que ambas se conocieron, Carme Chaparro ha mostrado ese mismo escenario que ahora es el centro de todas las miradas por la erupción del volcán. En esa instantánea, se refleja lo que las unió: un reportaje en el que Martina contaba cómo había rehecho su vida dedicándose al plátano y cómo, de no saber nada, había logrado hacer crecer una plantación biosostenible, ecológica y autosuficiente.
La difícil realidad de ahora le ha llevado a que Martina esté ahora en casa de un amigo y, tal como relata Carme: "Su voz al otro lado del teléfono suena apagada, triste, llorosa por los que ya lo han perdido todo". Un destino incierto que va a llevar mucho tiempo de reconstrucción y de recuperación emocional por todo lo que están viviendo.