Esta semana, Sevilla se ha llenado de vips que acudían al Salón Internacional de moda flamenca, un evento que se celebra cada año y en el que se muestran las colecciones que crea cada diseñador. Irene Rosales, antes de conocer a Kiko Rivera, hacía algunos trabajos esporádicos como modelo, algo que cambió tras comenzar su relación con el hijo de Isabel Pantoja. Este fin de semana, la andaluza ha vuelto a subirse a las pasarelas y ha demostrado, a pesar de los nervios, que es una faceta que aún no ha olvidado.
Alonso Cozar, diseñador que ha vestido en más de una ocasión a Isabel Pantoja, ha sido el encargado de volver a subir a Irene Rosales a las pasarelas. La mujer de Kiko Rivera, tras realizar el desfile, confesaba haber pasado muchos nervios: “Me temblaba hasta el tobillo. Estoy muy contenta y creo que no lo he hecho tal mal”, confesaba a la prensa.
La exconcursante de ‘Gran Hermano Vip’ lucía un vestido de lunares formado por una parte inferior llena de capas mangas abullonadas. Además, la sevillana completaba su traje con una diadema de flores en tonos rosados. Tras ser una de las protagonistas del desfile, Irene, en manos del diseñador, recibía un bonito ramo de flores.
Una de las cosas que más han llamado la atención en su vuelta a las pasarelas ha sido la ausencia de su marido y su suegra, que no han estado presentes en las gradas de SIMOF. “Mi marido está trabajando y mi suegra malita”, contaba la colaboradora, que ha asegurado estar muy contenta pese a estas ausencias. “Ha sido todo un placer desfilar con uno de tus diseños”, escribía poco después en sus redes sociales.
Como ella misma contaba, su marido no pudo acompañarla en esta ocasión debido a sus citas profesionales. Para celebrar este debut, la pareja organizaba una cena romántica horas después y hacían partícipes de ello a sus seguidores. “Todo para él, yo soy más de jamón”, escribía la modelo en un storie de Instagram en el que se puede ver a su marido disfrutando de una buena mariscada.