'Gran Hermano 12'
La casa más grande de la historia del formato demostró ser todavía más grande ante unos concursantes que ocupaban tan poco sitio en ella: los perfiles que funcionan en un formato como 'Mujeres y hombres y viceversa' no funcionan en un formato que exige unas sinergias mucho más intensas que la mera atracción (o repulsión) sexual. Nadie en esta edición tenía demasiado carisma, aunque la explosiva relación de Chari Lojo con su novio Hugo nos mantuvo en vilo y a día de hoy aún recordamos al exseminarista coplero, votante del PP y homosexual Dámaso.
'Gran Hermano 12+1'
Los impulsos carnales de Noemí cada vez que veía a Alessandro en la ducha (no la culpamos) es lo que nos mantuvo entretenidos en esta edición. Por otra parte conocimos a la atribulada Sindia, que descubrió con 24 años y ante tres millones de espectadores que se decía "mandarina" y no "mondarina", a un cura enrollado que me dio tanto miedo como el resto de curas enrollados que hay y a Dani Santos, uno de los concursantes de 'Gran Hermano' menos parecido a los restos de concursantes de 'Gran Hermano'. Pero si algo vivimos intensamente fue aquella revolucionaria posibilidad de entrar en el concurso mediante una subasta benéfica que el programa organizó a través de eBay. Ocurrieron dos cosas maravillosas que definen a España mejor que cualquier tratado de sociología:
1. Los espectadores no sabían que una subasta SE PAGA y, a pocos días de anunciarse, alcanzó los DIEZ MILLONES DE EUROS. Por favor, instalen las risas enlatadas.
2. Hubo que impugnarla, claro, y finalmente, tras eliminar las sumas desproporcionadas, el ganador fue Aris, un vasco con una dura historia familiar a sus espaldas que pagó 70.000 euros por entrar en la casa... y fue expulsado a los siete días.
'Gran Hermano 14'
Esta edición empezó muy fuerte por dos cosas: primero, porque uno de sus concursantes decidió saltar cuando no tocaba durante su entrada a la casa y se rompió un hombro (pasaría a ser conocido como "el pollito volador") y segundo, porque una de las concursantes era una de las supervivientes del hundimiento del Costa Concordia y había declarado lo siguiente ante las cámaras de televisión tras su regreso a España: "Corrimos hacia el bote salvavidas: gracias a ver Titanic nos hemos salvado". Miriam, que tenía una boda programada fuera de la casa con el hombre con el que sobrevivió a un naufragio, empezó muy pronto a coquetear con Igor, un vasco con la clásica costumbre del concurso de levantarse muy contento por las mañanas. El matrimonio se rompió mientras ella estaba aún dentro de la casa. La turba de las antorchas la culpó a ella. Él quedó segundo. Y luego estaba Desi, la gran Desi, una mujer transexual de Sevilla que sin complejos mostraba muchos días sombra de barba y demostró que sobre los géneros y los cuerpos no hay ya ninguna norma irrompible.
'Gran Hermano 15'
Que una pija barcelonesa como Paula se enamorase de un muchacho de barrio con una dura vida a sus espaldas como Omar fue muy, muy 'Gran Hermano'. Pero que el programa decidiese aumentar las dosis de melodrama metiendo en la casa a la exnovia de él, una chica más tenaz que un lobo dispuesta a todo para recuperar su amor, fue ENORMEMENTE 'Gran Hermano'. E hizo que esta edición fuese una de las que hemos vivido más intensamente. Por cierto: otro chico que llegó casi a la final, Hugo, entró a la casa con su mejor amiga: una cabra. No hagan chistes, por favor.
'Gran Hermano 16'
Cuando parecía que ya no quedaban en España personajes que pudieran sorprendernos apareció Mayte Galdeano, la madre de Sofía, una de las mujeres más estridentes, gritonas y desarmantes que hemos visto por televisión. Entre sus méritos, recuperar un viejo éxito de No me pises que llevo chanclas haciendo su propia versión ("la papela, la papela, la papela del camión") y conseguir, siempre según la leyenda, que algunas de sus escenas y desmanes dentro del concurso fuesen consideradas demasiado fuertes por los realizadores como para emitirse. Por lo demás, la relación ahora sí-ahora no de su hija Sofía con el rompecorazones Suso fue lo que nos mantuvo entretenidos durante el resto del programa (y lo que llevó a la muchacha a ganar esta edición). Pero no tanto como el preciosísimo romance del chino y encantadoramente afeminado Han con el vasco y rudo Aritz, probablemente la relación más moderna, avanzada y bonita que hemos visto en la tele en muchos años. Gracias, 'Gran Hermano'.
'Gran Hermano 17'
'Gran Hermano' siempre caminó unos pasos por delante de la sociedad en algunas cuestiones como la orientación sexual y la identidad de género y a menudo introdujo también a creencias minoritarias en España e integró en la casa a ciudadanos con discapacidades de muchos tipos. Pero probablemente nada de todo eso fue tan ultramoderno como lo que ocurrió en 'Gran Hermano 17': la relación entre un chulo de gimnasio barcelonés (Pol) con una bella azafata madrileña (Adara) se tambaleó porque entró en acción un "top model" gallego que afirmaba ser calvo y llevar peluquín (no era calvo, se había rapado la cabeza) que estaba enamorado de Pol y al que (en sus propias palabras) le encantaba romper parejas heterosexuales. La escena en la que quema el peluquín mientras grita "¡Soy libre! ¡Ganador de mi puta vida!" mientras mira a las cámaras con el rabillo del ojo en el jardín quedará para la eternidad, al igual que el los chillidos de Adara durante sus ataques de celos quedarán para siempre en nuestros hipotálamos (y en los cristales rotos de nuestras casas). Mención aparte merece que una gran idea (un "contraclub" donde vivirían los expulsados junto a tres concursantes históricas de 'Gran Hermano') se cayó porque la organización hizo lo peor que se le puede hacer a un ser humano: ponerlo a vivir con Maite Galdeano.