A pesar de ser mujer de Diego Matamoros, Estela Grande está consiguiendo mantenerse al margen de todo el revuelo que está generando en los medios los enfrentamientos entre su marido y su suegro, Diego Matamoros.
A sus 24 años, prefiere centrarse en su carrera de modelo y en sus estudios de Psicología. ‘Outdoor’ habla con ella y descubre a una mujer simpática, agradable y discreta, aunque nos confiesa cómo vive los enfrentamientos de su familia política y qué relación tiene con las hermanas de su marido, Laura y Anita.
¿Cómo estás arrancando el curso?
Después de la luna de miel, muy bien y con muchos proyectos.
Este año no ha habido Cibeles. ¿Cómo os ha afectado a las modelos?
Sí, lo celebraron en julio. Yo estoy también descolorada. No sé si la próxima edición será en noviembre o cuándo. ¿En enero? Pero estas semanas he estado con la Fashion Week de Londres, la de Nueva York.
¿Has trabajado allí?
No, las he seguido. Ojalá pudiera allí para desfilar.
Pero si tienes cuerazo. ¿No te planteas buscar un agente para trabajar fuera de España?
Yo tengo mi agencia madre en Madrid y ellos son los que me llevan otras agencias en el resto del mundo. Yo tengo un perfil más comercial y me encantaría subirme a la pasarela Cibeles, pero todavía nunca se me ha dado la ocasión.
¿Estarías dispuesta a coger las maletas e irte de España?
Claro. Yo llevo desde los 16 años trabajando en esto y he vivido en Londres, en Milán, en Hamburgo, Alemania… De hecho, este es mi momento de estar un poco más tranquila.
¿Cómo emprendiste tu camino de modelo? ¿Te descubrieron por la calle, como a muchas otras modelos?
No, a mí no. Fui yo la que fui a una agencia. Yo vivía con mi madre en casa y me acuerdo que María Teresa tenía el programa de ‘Día a Día’ en verano y allí hacían una pasarela de niños.
¿Y te presentaste?
No, no. Yo lo veía desde mi casa y decía: “Mamá, por favor, quiero ir”. Me respondía que si me portaba bien y sacaba buenas notas… Y así empezó todo. Luego, cuando tuve 10 años, me preguntó si quería ser modelo de verdad y le dije que sí. Así fue como mi madre me llevó a un casting, a un anuncio. Me cogieron y así empezó todo.
¿Tenías alguna modelo de referencia?
A mí me encanta Lily Aldridge, que es canadiense y la he conocido más actualmente. Cuando era pequeña… No sé a quién decirte. Yo veía las revistas y la tele y todas las modelos me encantaban, aunque no sabía sus nombres.
Durante tus años de modelos, ¿se han intentado aprovechar de ti? ¿Te has encontrado con alguna situación incómoda?
Por suerte, no lo he vivido ni he sido testigo de ninguna. Nunca.
Decías antes que querías estar más tranquila ahora. ¡Si sólo tienes 24 años!
(Risas) Ya.
Aun así estás dispuesta a coger las maletas. ¿O te frena el matrimonio?
No. De hecho, Diego me apoya. Pero es que yo ya he vivido mucho tiempo fuera, muchas temporadas muy largas. Pero si se me da alguna situación importante fuera, claro que voy a ir.
Mientras tanto, continúas estudiando.
Sí, Psicología. Ahora estoy haciendo un Máster relacionado con Psicología.
¿Cómo te afecta en tu vida todo el revuelo que genera Diego y su familia?
Yo vivo mi vida tranquila con mi pareja. Cuando llego a casa, tenemos nuestra vida normal y corriente.
Pero te será difícil mantenerte al margen.
Sí, pero, hasta ahora, he estado al margen siempre. Lo único que ha cambiado, a lo mejor, es que acudo a un evento con Diego y hay más prensa o más revuelo. Pero realmente, eso no va conmigo, va con él.
Siendo tú psicóloga, le vendrás muy bien a Diego.
Sí, pero la norma número uno de Psicología es que no puedes tratar a tu pareja, amigos o gente cercana.
Aun así, te saldrá por defecto profesional.
Sí, pero yo le apoyo y le ayudo en lo que quiera, pero no voy a tener una terapia con él.
¿Cómo vives todo lo que sale de tu marido por televisión? ¿Te duele? ¿Te afecta?
Sí, claro.
¿No le dices que se frene? Porque los Matamoros son de meterse en unos embolados…
Mi marido es un Matamoros, pero en casa se queda lo que pasa con los Matamoros.
¿Tu familia qué te dice al respecto?
Mi familia me ve feliz y es lo más importante.
¿Qué relación tienes con Laura y Anita?
De eso, no quiero hablar.
¿Ni Ana?
A Ana no la conozco. La vi una vez hace muchos años, así que no te puedo decir…
¿Y las otras hermanas de Diego? –Tiene otras dos por parte de madre–.
Son encantadoras.
Al menos, hace unas semanas que pudisteis desconectar de todo en vuestra luna de miel.
Fue maravillosa. Estuvimos en Bali, Dubai y Maldivas, que ya estuvimos hace dos años. Subimos a un volcán activo a la una de la mañana. Imagínate.
Os fuisteis a Bali después del terremoto de Lombok, que es la isla que está al lado. ¿No os dio miedo a que os pasase algo?
No miedo, porque preguntamos si había algún problema y nos dijeron que podíamos ir.
¿Y ahora? ¿Vas a tener hijos?
No entran en nuestros planes más cercanos. Pero no se sabe… Quién sabe.
Tienes dos cuñadas que arrasan en redes, Laura y Anita Matamoros. ¿No te planteas una colaboración con ellas?
El mundo ‘influencer’ se está cargando un poco el mundo de la moda. Yo estoy un poco en la disputa. Pero es como con todo, tienes que amoldarte y seguir creciendo. Hay que sumarse al mundo de las redes sociales y lo intento, aunque yo no subo fotos todos los días ni cuento mi día a día. Es que, si subo un ‘story’ a Instagram de dónde estoy comiendo, tiene unas consecuencias… La prensa puede venir a hacerme fotos con Diego. Por eso, me freno, aunque tampoco me apetece mostrar absolutamente todo.
Dices que las carreras de las modelos estás más apartadas por las ‘influencers’. ¿Lo notas?
Sí que se nota, sí. Tampoco es que haya una guerra, pero antes se buscaba a una modelo para hacer una campaña y ahora no se acude a una agencia de modelos, se busca en Instagram a una chica. Está genial porque hay chicas muy guapas o no tan guapas, da igual, que representa la vida normal. Me parece estupendo.
¿Piensas dedicarte a la Psicología?
Por ahora, no.
¿Y entra la televisión en tus planes?
Para nada. Por ahora, no.
¿Ni de actriz?
De pequeña me gustaba mucho, pero he perdido. Cuando era pequeña, como que tenía más salero y me ponía delante de la cámara. Ahora me da un poco más de respeto. Sí, sí. Pero sí que me interesé por hacer cursos para ser actriz, pero lo paralicé y lo dejé ahí.
Ahora que me fijo, ya no llevas aparato. Conseguiste quitártelo para la boda, ¿no?
Sí. Ahora llevo revendedores, que es un rollo, porque se me olvidan quitarme.