Aritz, el tipo del sombrero, reservado e inalterable ha compartido una pena que tiene enquistada en el alma. El que fuera concursante de 'Gran Hermano 16' está en un buen momento tanto laboral como personal junto a su chico con el que ha emprendido una aventura profesional, pero tiene una cuestión íntima pendiente que cada vez que la recuerda le pone inevitablemente triste.
Como válvula de escape, el joven vasco se ha sincerado en las redes porque ha confesado que "le cuesta una barbaridad exponer sus sentimientos" y le resulta "más fácil hacerlo con desconocidos" antes que con su gente. Es así cómo nos hemos enterado de que Aritz lleva cuatro años sin contacto con su abuela porque él ha ido posponiendo una conversación para la que no se ha visto preparado hasta la fecha.
A través de un hilo que ha abierto en Twitter, el finalista de 'Gran Hermano 16' ha ido desglosando los detalles que han llevado a que su relación a día de hoy sea inexistente. El principal problema es que Aritz no ha compartido con su abuela sus sentimientos más sinceros y la realidad sobre su orientación sexual: "Es una señora encantadora, pero nunca he sabido cómo abordar el tema sin réplicas o sin tener que explicar ciertas cosas que no tienen explicación".
A partir de ahí el problema se ha ido agravando por el tiempo y ahora el vasco lamenta tanto los momentos que se han perdido como los que están dejando pasar en la actualidad juntos: "Cada día que pasa me doy cuenta de que ha pasado un día más sin disfrutar de su compañía y de su cariño, de su fuerte carácter y su manera brusca de decir las cosas que tanto me gustaba y he heredado en parte".
Aritz no ha podido felicitarla por su reciente boda, tal como ha desvelado y ha perdido la cuenta de los abrazos y 'te quieros' que no se han dicho en todo este tiempo y lo que más le duele es que ha dejado pasar un día más sin descolgar el teléfono tal como tenía pensado: "Tan solo quiero coger el teléfono y hacerle saber todo lo que la he echado de menos estos años. Era lo que estaba a punto de hacer antes de empezar a escribirlo, pero como siempre el miedo y la incertidumbre me ahogan y he colgado justo antes de escuchar el primer tono".
Y aunque todavía no se ha producido esa deseada llamada, Aritz se muestra confiado en que ese paso va a ser inminente después de haber liberado su pena. "Quizá mañana sea el día y si no lo fuese espero que en algún momento ella vuelva a llamarme y el miedo no me haga dejar sonar el teléfono sin respuesta", ha dejado claro en su duro testimonio.
El vasco sabe lo que es importante y tanto con su revelación como con su propósito final Aritz ha plasmado que: "no quiero que se nos vaya la vida sin compartirla más entre nosotros", y, tal vez ese sea el primer paso para quitar la distancia de por medio.