El pasado 2 de marzo, Tamara Gorro compartió la noticia de la muerte de su abuelo. A través de sus redes sociales, la colaboradora de televisión se despidió del que cataloga como “su padre” y cuya pérdida, sin duda, está suponiendo un momento muy duro para ella.
Hace dos días, la que fuera mujer de Ezequiel Garay reapareció en su perfil público tras una semana de ausencia después del fallecimiento de su familiar. A través de un vídeo, Tamara dedicó un homenaje a su 'yayo', quien antes de fallecer, pasó un tiempo hospitalizado debido a un debilitamiento progresivo en su estado de salud.
Ahora, mediante sus historias temporales, ha querido explicar a sus seguidores cómo se encuentra, así como agradecerles los mensajes de cariño que ha recibido a lo largo de estos días: “Tenía la necesidad de pasar por aquí par agradeceros principalmente porque os he ido leyendo. Lo estoy pasando fatal, muy mal, es la verdad, no voy a poner ningún filtro. Ha sido un mes y medio horrible pero desde hace una semana lo estoy pasando muy mal”, ha confesado.
Y es que, a pesar de que su abuelo llevase ya una temporada ingresado, ha afirmado no haber estado preparada mentalmente para el hecho final: “No soy la primera ni la última que va a perder un ser querido pero creemos que nunca va a llegar ese momento y cuando llega, es todo muy surreal, difícil de gestionar y es un dolor terrible”, ha expresado visiblemente emocionada y entre lágrimas.
Sin embargo, aunque rota de dolor, ha señalado haber tomado una decisión que no es otra que retomar su rutina de trabajo: “Esto es la puta realidad y como he dicho, no voy a ser la primera ni la última por eso me he dado una semana. El lunes voy a empezar mi vida, a retomarla, trabajar, tengo dos hijos, tengo a mi yaya que es mi vida con mi yayo y tengo que cuidarla mucho. Como diría mi yayo: a trabajar”.
A pesar de ello, ha querido hacer una advertencia: “El dolor va por dentro, una sonreirá pero va por dentro y hasta que pase será mucho tiempo”, ha expresado a sus seguidores, a los que también ha agradecido “haber hecho tan feliz a su abuelo” en sus últimos días, tras los que “ha sido muy difícil soltar a alguien que ama tanto”.