Romántica, llena de complicidad y de reencuentros familiares: así fue la boda de Diego Matamoros y Estela Grande
Aunque poco les duró el amor, lo cierto es que la de Diego Matamoros y Estela Grande fue una de las bodas más comentadas de 2019
El padre del novio, Kiko Matamoros, decidió acudir en el último momento protagonizando varios reencuentros
Los novios irradiaban felicidad, complicidad y todo eran muestras de cariño entre ellos
Amor, reencuentros, romanticismo y magia eran los ingredientes de la boda de Diego Matamoros y Estela Grande. La pareja pasaba por el altar en julio del 2019, y aunque lo suyo duró un abrir y cerrar de ojos, lo cierto es que fue una de las bodas de aquel año.
¿El lugar elegido? Una finca en Guadarrama donde celebraron una romántica ceremonia al aire libre al atardecer. Todo estaba perfectamente medido y fluía de manera natural. La aparición estelar de los novios e incluso de los padres de los novios no eclipsaron a una Estela Grande que lucía el vestido de su vida.
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Kiko Matamoros dio el paso de acudir a tal magno evento en el que se reencontró con la madre del novio a quien no veía desde hace años. Laura Matamoros, hizo las veces de madrina acompañando a su hermano al altar, ambos la mar de emocionados. Aunque la relación del Diego y Estela no llegó a buen puerto, lo cierto es que su boda fue una de esas de cuentos de hadas. ¡Echamos la vista atrás para analizar finca, invitados, menú y vestidos de la boda de Diego Matamoros y Estela Grande!
Kiko Matamoros el invitado más codiciado
La Finca Prados Moros de El Escorial se preparaba el 13 de julio del 2019 para recibir a unos de los novios más especiales de aquel año. Diego Matamoros y Estela Grande se daban el `sí, quiero´ en el romántico embarcadero rodeados de amigos y familiares.
El amor se palpaba en el ambiente pues los novios solo tenían muestras de cariño entre ellos e incluso con sus familiares más cercanos. Kiko Matamoros y padre del novio, fue uno de los invitados más codiciados, pues hasta el último momento no decidió acudir a tan importante cita para su hijo. ¡Finalmente hubo reencuentro con su hijo e incluso la madre de este!
Cuando Diego Matamoros hincó rodilla, tenía muy claro quién le llevaría al altar, no se trataría de su madre, pues siempre se ha querido mantener al margen de todo. Su madrina no fue otra que su hermana Laura Matamoros. Enfundada en un vestido entallado y estampado que firmó Rosa Clará en color champagne acompañó a su hermano hasta la mujer de su vida.
La ceremonia tuvo lugar en el lago con una decoración fresca con sombrillas y sillas de madera. El coctel y la cena fueron opíparos y en un ambiente festivo ambientado con bombillas de verbena y flores silvestres. ¡Muy romántico!
Dos vestidos y un chaqué
Diego se casaba con Estela Grande enfundado en un chaqué azul con raya diplomática en lana ligera de la marca Pugil, que le quedaba como un guante. El chaleco de lana de seda era un convertible, de doble cara con dos texturas diferenciadas. Para la ceremonia utilizó el tono azul bebé y para el baile lo dio todo con un estampado geométrico en azul, blanco y beige a juego de la corbata. ¿La camisa? Sólo podía ser blanca inmaculada.
La novia, como viene siendo tradición en los últimos años, lució dos vestidos. Para la ceremonia confió el secreto mejor guardado a La Sposa de St Patrick. Un vestido de corte sirena que combinaba el crepé y en encaje con transparencias de tul y chantilly que estilizaba la figura de la modelo.
El diseño tenía un sensual escote corazón con espalda descubierta que jugaba con las transparencias del tul y el chantilly. El cuerpo estaba decorado con aplicaciones de hilo y pedrería. El pelo suelto, los pendientes de brillantes y un maquillaje natural ponían el punto final a una novia ideal. Para el baile en enfundó un segundo diseño de Silvia Salleras, que combinó con un body de crepé de seda con una falda compuesta por numerosas capas de gasa de seda y una gran apertura que dejaba al descubierto gran parte de su pierna.
Comieron y bailaron hasta el amanecer
Novios e invitados lo dieron todo hasta el amanecer. Tras la ceremonia la pareja ofreció a sus amigos y familiares un coctel de quince platos para abrir boca antes de sentarse a la mesa. Diego y Estela eligieron para sus comensales: sopa fría de fresas, gambón con jugo de almendras, croquetitas de jamón serrano, pulpo con parmentier de patata, brocheta de solomillo, fish and chips de bacalao entre otros aperitivos. Ya sentados a la mesa ofrecieron crema de calabaza y marisco y un solomillo clásico.
La celebración estuvo amenizada por la voz de Stella Goñi, también periodista y que cantaba acompañada de su novio pianista, aunque también hubo varias voces conocidas que se arrancaron a cantar como Soraya.
Fue una boda cargada de emociones y muy romántica donde se respiraba amor y complicidad a raudales. Una pena que finalmente la pareja tomara caminos diferentes.