Lo que parecía impensable pasó, Kiko Rivera se prometía con Irene Rosales, su pareja y madre de sus hija Ana y Carlota y pasaba por el altar del 7 de octubre de 2016. Una fecha marcada en el calendario no solo de la pareja sino también de la prensa rosa, pues en el enlace estuvo lleno de reencuentros esperados por todo.
La pareja daba el paso más importante de sus vidas ante más 300 invitados en la Hacienda de los Parrales, en la localidad sevillana de Sanlúcar la Mayor. Un día que la pareja y los asistentes nunca olvidaran. Elegancia, reencuentros, nervios y hasta lágrimas. Una boda por todo lo alto llena de felicidad en donde la novia lució dos vestidos y vivió su propio cuento de hadas como protagonista.
Este día no solo fue importante para la pareja que daba un paso más en su relación, también supuso un antes y un después entre el novio con su madre y el Dj con sus hermanos. Una fecha y un par de portadas de la Revista ¡Hola! que bien se merece echar la vista atrás, para recordar todo sobre la boda de Kiko Rivera e Irene Rosales.
Hermanos, padres, cuñadas y amigos… nadie quiso perderse semejante evento. De entre los más de 300 invitados que disfrutaron cabe destacar el reencuentro histórico entre madre e hijo. Isabel Pantoja, tal y como manda la tradición, ejerció de madrina e incluso fue protagonista de la portada de la Revista ¡Hola!
Pero no solo hubo un reencuentro familiar aquel día. Los hermanos del DJ, Francisco y Cayetano, tampoco quisieron perderse este día tan importante. Acompañados de sus correspondientes parejas, por aquel entonces, lo dieron todo en la boda de su hermano pequeño.
Kiko Rivera hizo pleno en su boda, pues contó también con la presencia de su hermana Isabel junto a Alejandro Albalá. Una estampa que bien nos ha quedado para el recuerdo.
Como si de una princesa se tratara, Irene vivió su propio cuento de hadas. Para la ocasión, la novia optó por dos vestidos de novia, ambos del mismo diseñador, St Patrick. Durante la ceremonia al aire libre, Irene optó por un vestido confeccionado en mikado pulcro de talle en la cintura, escote redondo y tul. La espalda de encaje de pedrería y la cola de dos metros, le daban el toque romántico ideal para la ocasión.
Como manda la tradición, optó por un moño bajo que sujetaba un velo liso. Las joyas también eran discretas para no robar el protagonismo de los pendientes de doble brillante y el ramo-joya con broches de perlas y cristales de Swarovski.
Tras la ceremonia, Irene cambió de vestido, pero no de diseñador. La novia confió en la misma firma para un vestido en crepe de seda de corte sirena con una espectacular espalda con detalles de pedrería tul e hilo bordado. Un vestido muy elegante y romántico que acompañó con el pelo suelo.
Kiko Rivera estuvo a la altura de su recién estrenada esposa con un traje azul marino, camisa blanca y corbata color coral a juego del vestido de su madre y madrina, Isabel Pantoja.
El lugar elegido por la pareja para la celebración de este día fue la Hacienda Los Parrales, en la localidad sevillana de Sanlúcar la Mayor, un entorno inigualable con vistas preciosas y hermosos jardines de palmeras, que acogieron el banquete y la posterior celebración.
El broche de oro de su amor lo ponían disfrutando de un cóctel con más de 20 aperitivos, al atardecer y con una banda de jazz de fondo. Quesos, ensaladilla de ventresca de atún, esférico de foie y brochetita de pulpo y patata fueron algunos de los platillos que degustaron.
Tras los exquisitos entrantes y caída la noche los novios e invitados se sentaron a la mesa para tomar crema de bogavante con caviar de aceite de Oliva, solomillo de buey con salsa de chalotas glaseadas al vino tinto y parmentier trufada y varios postres, coulant de chocolate con helado de vainilla de Madagascar y milhojas de nata sobre crema inglesa y frutos rojos. Todas estas delicias acompañadas con vinos de D.O. Rueda y D.O. Rioja y cava para brindar por la felicidad de los recién casados.
Tras semejante ágape, los novios, familiares y amigos disfrutaron de varias actuaciones, incluida la de Isabel Pantoja y bailaron hasta el amanecer por el amor incondicional de los novios.