La sospechosa de asesinar a su pareja en Valencia compró 2.000 laxantes en farmacias: "Dejamos de venderle"

  • En el entorno de la víctima asegura que los adquirió en las farmacias cercanas al chalet donde residían

  • Las empleadas de las farmacias reconocen a la mujer y certifican la compra masiva de los medicamentos

Más de 2.000 laxantes llegó a adquirir en las farmacias de la urbanización donde residían, la mujer que ha sido detenida por la Policía Nacional por presuntamente acabar con la vida de su pareja administrándole estos fármacos. "Ya no le vendían más laxantes por la barbaridad que compraba", asegura una persona cercana al fallecido con la que ha contactado NIUS.

Una práctica que corrobora la propietaria de uno de estos establecimientos. "No era normal la cantidad de laxantes que compraba (Evacuol y Dulcolaxo). Nosotras somos cinco atendiendo y venía a diferentes horas para que no sospecháramos, pero nos dimos cuenta y dejamos de venderle", explica.

El fallecido, un hombre de 70 años viudo, comenzó una relación sentimental con la presunta asesina, de 56 años, unos meses antes de que estallara la pandemia.

Cuando se decretó el confinamiento, la pareja comenzó a convivir en el lujoso chalet de la víctima en una conocida urbanización. En esa época, en la vivienda contigua a la casa principal residía una hija del hombre y la nieta. "La mujer consiguió que las echara malmetiendo y creando mal ambiente", asegura el entorno del fallecido, que señalan que "veíamos cosas extrañas en ella, pero no hasta este extremo".

Ingreso por colitis

En septiembre de 2020, el hombre tuvo que ingresar en un hospital de Valencia como consecuencia de las continuas molestias estomacales que padecía. Los médicos le diagnosticaron una colitis crónica.

Una dolencia que le había generado problemas cardiacos y musculares en su ya maltrecha salud tras sufrir un infarto de corazón y un ictus.

A partir de ahí, comenzaron siete meses de hospitalización, en los que solo estuvo de alta cuatro días, y que acabaron con la muerte del hombre.

En este período, los médicos que lo trataron no lograron establecer la causa que provocaba estas diarreas. "No entendían nada, le hicieron numerosas pruebas, incluso para determinar si había sufrido un envenenamiento o para ver si había contraído una bacteria en un viaje que hizo a Vietnam", cuenta.

Durante los meses de hospitalización, sí que se repetía una pauta, que han podido comprobar los investigadores del Grupo de Homicidios de la Policía Nacional, el hombre únicamente mejoraba cuando ingresaba en la UCI y volvía a emporar su estado de salud cuando era trasladado a planta, donde estaba siempre en compañía de la sospechosa. "Ella nos decía que no lo podíamos visitar por las restricciones del covid, aunque ella estaba con él todos los días y acudía con unos zumos que llevaba de casa y es ahí donde creemos que le seguía dando los laxantes", explican desde el entorno del hombre.

Tras el fallecimiento, los dos hijos de la víctima y los familiares pidieron a la jueza que se le practicara una autopsia y esta lo autorizó. Sin embargo, "los resultados no fueron concluyentes y no detectaron los laxantes", señala.

No obstante, la policía continuó la investigación que llevó a la detención de la mujer, aunque ha sido puesta en libertad, como ha podido corroborar NIUS, que la ha localizado en la vivienda de la víctima. "Ella sigue viviendo en la casa y a pesar de que los hijos de él le han pedido que la abandone y han presentado varios requerimientos, no se quiere marchar".

Cuentas en números rojos

La víctima era un hombre adinerado, que ya no estaba al frente de una rentable empresa familiar por sus problemas de salud, aún así su entorno confirma que "recibía puntualmente importantes ingresos de la empresa".

Por su parte, la mujer, que tiene cuatro hijos de una anterior relación, solo percibía 400 euros mensuales de una pensión.

La investigación policial ha determinado que la sospechosa llevaba un alto nivel de vida, en el tiempo en el que su pareja estuvo ingresado en el hospital, y sacó de las cuentas de la víctima hasta 62.000 euros a través de numerosos reintegros en cajeros automáticos, además de realizar compras por valor de 30.000 euros.

Una cantidad que el entorno de la víctima sospecha que es más elevada porque "ha dejado las cuentas en números rojos y además ha pedido préstamos a su nombre".