Hace justo una semana, el pasado jueves, Miquel se enfrentó al momento más duro que le ha tocado vivir desde que es profesor.
Era la hora del recreo, cuando un grupo de alumnos le rodearon y comenzaron insultarle y a lanzarle bocadillos, monedas y otros objetos. "La agresión fue homófoba, los insultos que profirieron eran homófobos. No podía imaginar que podía haber ese odio", lamenta Miquel Álvarez, profesor del Instituto Les Alfàbegues de Bétera (Valencia).
Una agresión que se produjo cuando Miquel pidió a un grupo grande de alumnos que guardaran las banderas de España que estaban enarbolando. "En el patio nos repartimos las diferentes zonas los profesores y yo estaba solo en ese momento cuando empezaron a rodearme. No esperaba que pudiera pasar algo así. No venía a cuento de nada", explica el profesor.
Al parecer estos estudiantes, planearon acudir con las banderas al colegio como respuesta a una acción que protagonizaron el día anterior unas chicas que exhibieron en el descanso otras banderas a favor del movimiento LGTBI. "Cuando pasó eso se les dijo a las alumnas que eso no lo podían hacer porque cuando un símbolo se convierte en una herramienta de odio pierde el sentido. Y fue lo mismo que les dije yo a los alumnos antes de la agresión", explica Miquel, que advierte que "el discurso de odio está calando muy fuerte y cuando salta una chispa va todo detrás"
Nada más producirse los hechos, los responsables del centro dieron parte a Conselleria de Educación de lo sucedido y se abrió un expediente para determinar lo sucedido y sancionar a los responsables.
Mientras, Educación dio parte de la agresión a la Fiscalía para que investigue los hechos.
Por el momento, una decena de estudiantes han sido expulsados, aunque podrían ser más, una vez se analice lo sucedido.
La condena de los hechos ha sido unánime. "He recibido muestras de apoyo desde todos los ámbitos", explica.
Este lunes, los profesores del centro acudieron al instituto vestidos de negro en señal de protesta por lo sucedido y este jueves, una gran cantidad de alumnos ha ido a clase con las uñas pintadas, como suele llevarlas Miquel, para mostrarle también su apoyo. "Ha sido muy emocionante lo que han hecho", señala el profesor.
Por el momento, ninguno de los estudiantes expulsados ni sus familias se han puesto en contacto con Miquel. "No quiero que les pase nada malo, tampoco consecuencias punitivas para ellos. Lo que espero es que aprendan después de lo sucedido", asegura el docente que no ha dejado de dar ninguna clase desde que sufrió la agresión.