El conocido como el “aeropuerto del abuelito”, en referencia al por entonces todopoderoso presidente de la Diputación de Castellón Carlos Fabra, principal impulsor de la infraestructura, nada tiene que ver en la actualidad con aquel que en su día se hizo tristemente famoso por pasar años sin que ningún avión aterrizara o despegara de sus pistas.
Con un coste de 170 millones de euros para las arcas valencianas, se inauguró en 2011 y tuvieron que pasar más de cuatro años para que llegará el primer vuelo comercial. Ocurrió en septiembre de 2015, cuando al frente de la Generalitat Valenciana ya no estaba Francisco Camps, otro de los ideólogos del aeródromo.
De hecho, está siendo el actual Ejecutivo valenciano el que está tratando de revitalizar una instalación que languidecía, con el objetivo de explotar todas las posibilidades y áreas de negocio que ofrece.
Curiosamente, el impulso ha llegado en plena pandemia, cuando el tráfico aéreo y todo el sector aeronáutico está viviendo uno de los momentos más difíciles de la historia.
En su apuesta por la diversificación y a falta de vuelos comerciales, solo llegan tres a la semana, el aeropuerto de Castellón trata de reinventarse y busca convertirse en un espacio en el que albergar todo tipo de empresas vinculadas a la aeronáutica y facilitar las sinergias y las oportunidades de negocio.
Una treintena de aviones se pueden encontrar en la actualidad en las instalaciones del aeropuerto, aunque la previsión es que este número se doble a lo largo del invierno.
Algunos aparatos están simplemente estacionados a la espera de volver a la actividad, otros esperan turno para su mantenimiento, mientras que otros serán desmantelados.
Actualmente tres empresas, Brok-air Aviation Group, Air Nostrum y e-Cube Solutions, desarrollan estas actividades en las instalaciones aeroportuarias.
Las dos primeras realizan labores de mantenimiento y preservación de aviones. Para ello, Brok-air está terminando la construcción de un hangar de 2.500 metros cuadrados, en el que ha invertido dos millones de euros, para potenciar su negocio del mantenimiento de aviones y dar cabida a modelos de gran tamaño como el Airbus A-320 y el Boing 737.
Por su parte, la empresa e-Cube Solutions, dedicada al estacionamiento y desmantelamiento de aviones, ha puesto inaugurado un “aparcamiento” de más de 20.000 metros cuadrados.
Además, Aerocas, la empresa pública que gestiona el aeropuerto de Castellón, acaba de poner en marcha una nueva plataforma industrial de 31.000 metros cuadrados, que ha supuesto una inversión de dos millones de euros, para facilitar y atender los planes de expansión de las empresas instaladas en el aeropuerto y favorecer la llegada de otras compañías, así como liberar espacio para el desarrollo de otras actividades.
Otro de los objetivos de los gestores del aeródromo es poner en marcha la actividad de carga para lo que ha logrado el certificado de agente acreditado.
Además, actualmente, está en trámite la solicitud de una empresa (IAS Handling) para gestionar la terminal de carga y establecer en la misma un Almacén Temporal de Depósito de mercancías.
Uno de los proyectos más ambiciosos, con una inversión de 105 millones de euros, es la conocida como Zona de Actividades Complementarias, un gigantesco espacio de 2,2 millones de metros cuadrados para dar cabida a un parque empresarial, industrial y logístico en el entorno del aeropuerto de Castellón. Una actuación que forma parte de la Estrategia Valenciana de Recuperación de la Generalitat.
En su objetivo de atraer empresas vinculadas a la aeronáutica, recientemente se ha producido la llegada de la start-up Arkadia Space para implantar un centro de desarrollo de pequeños motores aeroespaciales.
Y para completar este proceso de recuperación y expansión del aeropuerto, la Conselleria de Educación ha habilitado un aulario y un hangar de prácticas en el que se están formando una treintena de alumnos en un ciclo de Formación Profesional vinculado a la aeronáutica. Un proyecto que se ampliará en el próximo curso con nuevos módulos para atender la necesidad de las empresas allí instaladas de contar con personal cualificado y a la vez proporcionar a los jóvenes de la zona la posibilidad de acceder a puestos de trabajo de calidad.
El tráfico comercial vinculado a la actividad turística de la Comunidad Valenciana es un pilar fundamental en la estrategia de desarrollo del aeropuerto.
Sin embargo, esta pata del proyecto sigue siendo insuficiente, ya que en la actualidad solo operan dos rutas con tres vuelos semanales, dos a Londres-Stansted (Ryanair) y uno a Bucarest (Wizz Air).
La previsión, si la pandemia lo permite, es activar a partir de abril, de forma progresiva, el resto de rutas que están confirmadas: Londres-Luton, Viena, Budapest y Katowice (Wizz Air), Sevilla (Air Nostrum) y Bilbao (Volotea).
No obstante, queda mucho trabajo por hacer para revitalizar el tráfico aéreo de este aeropuerto, que trata también de borrar una imagen vinculada a la corrupción y a las obras faraónicas que le ha acompañado desde sus inicios.