Los incendios provocados han aumentado significativamente en la primera mitad de 2024, registrándose 136 casos, casi el doble que los 75 del mismo período en 2023, según la Generalitat Valenciana. Esta escalada es notable considerando que en junio de 2020 solo se contaron 32 incendios de origen intencionado, quintuplicándose en los últimos cinco años. En 2021, se registraron apenas 6 incendios provocados, lo que destaca aún más el preocupante aumento reciente de los fuegos. Esta tendencia no es exclusiva de la Comunitat Valenciana o España, en Estados Unidos, también sufren cada vez más incendios como el que está arrasando California.
Además de los incendios intencionados, el número total de fuegos también ha crecido. De enero a junio de 2024, se registraron 310 incendios, 70 más que los 240 del año anterior. La mayoría de estos incidentes fueron controlados rápidamente por los servicios de extinción. Las negligencias constituyen la segunda causa más común, provocando 90 incendios, mientras que las tormentas secas, responsables de 40 incendios, suelen ser las más devastadoras debido a las difíciles condiciones geográficas y meteorológicas, como los recientes incendios en Bejís y la Vall d'Ebo.
El Sistema Integrado de Gestión de Incendios Forestales de la Generalitat Valenciana indica que la rápida respuesta a la mayoría de los incendios ha evitado su propagación peligrosa. En 2024, se han recibido 207 llamadas de alerta, superando las 157 del año anterior, reflejando una mayor concienciación ciudadana y una mejora en la vigilancia aérea y terrestre. Los recientes incendios en Xàtiva, Ontinyent y Albaida fueron controlados rápidamente gracias a la coordinación eficiente de los agentes implicados.
El número de hectáreas calcinadas ha disminuido notablemente, de más de 3.500 ha en la primera mitad de 2023 a casi 1.100 ha en 2024. Junio fue particularmente favorable con solo 17 ha quemadas y 42 incendios registrados, el segundo mes con menos incendios del año. La prohibición de quemas agrícolas desde abril ha contribuido a este descenso, reduciendo negligencias y superficie afectada. El incendio más significativo en 2024 fue el de Tàrbena en abril, que arrasó con 543 ha debido a una negligencia.
La ciudadanía juega un papel crucial en la detección temprana de incendios, y respetar las prohibiciones de quemas agrícolas es esencial para evitar desastres. La sobrevegetación, la falta de lluvias y el calor extremo convierten los bosques en polvorines, lo que requiere una mayor atención y control. La recuperación de la vida rural y el uso de incendios prescritos, realizados bajo supervisión y control, son estrategias efectivas para gestionar la biomasa y prevenir grandes incendios. El profesor Juli G. Pausas del CSIC destaca la necesidad de educar a la sociedad sobre el uso controlado del fuego como herramienta de prevención para evitar macroincendios en el futuro.
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