Las operaciones extremas en desiertos, selvas tropicales, o con equipos de protección, son un desafío para el Ejército ya que requieren de un adecuado equipamiento y capacidades para adaptarse y enfrentarse a los riesgos asociados. La exposición prolongada a temperaturas extremas es causa de estrés térmico en el organismo, con consecuencias graves para la salud. Si nuestro cuerpo sube de los 38 grados, podemos experimentar síncopes, erupciones, calambres, agotamiento o incluso la muerte.
Y es que, en condiciones de alta temperatura ambiental, la única forma natural que tiene el cuerpo humano de regular el calor es a través de la evaporación de la sudoración, que se ve favorecida por la ventilación o circulación de aire cercano a la piel. Por ello, mejorar esta ventilación es fundamental para reducir la carga térmica sobre el organismo.
Para combatirlo, las empresas especializadas en tecnología para el sector textil, FECSA y ECima, en colaboración con el Instituto de Biomecánica de Valencia, han desarrollado un novedoso sistema integrado en la indumentaria militar que permite combatir el estrés térmico. El proyecto simula diferentes escenarios, con mucha humedad y temperatura, para averiguar cómo salvar vidas en entornos muy extremos. El Instituto de Biomecánica de Valencia ha utilizado una cámara de estrés térmico capaz de pasar de los 10 grados bajo cero a los 80.
El novedoso sistema, desarrollado dentro del proyecto TERMOCONF, consiste en un sistema mixto diseñado con materiales 3D y electrónica de bajo coste que permite evacuar el sudor a la vez que canaliza la circulación de aire, refrigerando zonas críticas y vitales. El combatiente evita saturar por sudoración los mecanismos de regulación del cuerpo, consiguiendo estar más seco y más fresco, sin perder movilidad. “Analizando la respuesta termorreguladora del cuerpo, a partir de una gran base de datos de la población española, y de la experimentación extrema con personal militar, el IBV ha creado una metodología que permite detectar pequeños cambios de temperatura y recrear un mapa corporal 3D para predecir y analizar su evolución”, explica Juan Carlos González, director de innovación en Indumentaria de IBV.
A lo largo del proyecto, se han llevado a cabo pruebas con combatientes, en condiciones controladas en el laboratorio de Confort Térmico del IBV, que han permitido optimizar y adecuar el sistema a las actividades y requisitos de indumentaria, balística y carga del Ejército de Tierra español. Un proyecto que se ha realizado con la ayuda de las cámaras térmicas. “Trabajamos en la mejora continua de la indumentaria del combatiente para proporcionar una mayor protección y ergonomía para el soldado de a pie, que es el principal sistema de combate. Por ello, en paralelo al novedoso sistema de ventilación, se ha desarrollado un nuevo equipo de combate con textiles ligeros, permeables y de altas prestaciones mecánicas que aportan al usuario una mejora en el confort térmico en ambientes extremadamente cálidos. Gracias a este proyecto, se conseguirá minimizar el estrés del combatiente para mantener sus capacidades tanto a nivel físico como psicológico en la toma de decisiones”, señala Gemma Romualdo, responsable de Proyectos de I+D en FECSA.
El proyecto cuenta con la financiación del Ministerio de Defensa del Gobierno de España, y con el que se está investigando una solución que disminuya la carga térmica sobre las personas en condiciones ambientales de calor extremo, como es el caso del Ejército de Tierra español en el desempeño de operaciones, para minimizar sus consecuencias. Así, se ha creado un sistema de refrigeración que canaliza el sudor, lo aleja y reduce hasta los dos grados el cuerpo humano. Esto, que a simple vista puede resultar poco, puede ser lo que marque la diferencia en situaciones límites.
En las pruebas de validación de la innovadora solución han participado miembros del Mando de Operaciones Especiales (MOE) de Alicante y del Regimiento de Defensa Nuclear, Biológica y Química (NBQ) Nº 1 del Acuartelamiento Daoiz y Velarde, de Paterna, Valencia. Los tests se han realizado tanto con hombres como mujeres con el objetivo de que la solución se valide contando con criterios antropométricos, térmicos, ergonómicos, morfológicos y de género.
Los resultados se han obtenido empleando la uniformidad del Ejército de Tierra, siendo aplicables al resto de Fuerzas Armadas del Estado Español (Armada y Aire).
Inicialmente concebida para satisfacer las necesidades de los combatientes del Ejército de Tierra, esta solución podría ser traslada al ámbito civil, para su uso en puestos de trabajo y actividades donde las elevadas temperaturas representen un factor determinante en el estrés térmico experimentado por los trabajadores. Desde trabajos de construcción, actividades de limpieza, mantenimiento de calles o jardinería, cuerpos de seguridad klcaracterizados por ejecutarse en entornos exteriores, hasta otras ocupaciones donde la persona trabajadora está expuesta a una elevada carga térmica, como son los hornos industriales, la metalurgia o los bomberos, entre otros, podrían desempeñarse de forma que se redujese el riesgo de sufrir golpes de calor.