Dos de los tres jóvenes detenidos de entre 18 y 21 años por proferir presuntamente insultos racistas a Vinicius en Mestalla han prestado declaración este lunes en el juzgado número 10 de la Ciudad de la Justicia de Valencia que continúa investigando los hechos.

Uno de los acusados solo ha respondido a preguntas de su abogado, mientras que el otro ha contestado tanto a su letrado como al fiscal. En sus declaraciones los dos jóvenes solo reconocen que profirieron gestos contra el jugador madridista. "El altercado con mi cliente no tiene ninguna connotación racista y no tiene nada que ver con un delito de odio. Todo se produjo en un contexto de un partido de fútbol en el que el jugador provocó al estadio y a la afición como se puede ver en las imágenes", ha señalado Juana Blázquez, abogada de uno de los acusados, que ha su salida del juzgado se ha tapado la cara con un folio.

El tercero de los jóvenes acusados no ha acudido a la cita con el juez alegando motivos personales y su comparecencia ha sido aplazada al próximo 11 de julio. Su abogado sí que ha acudido al juzgado y a la salida de la vista ha defendido a su cliente. "Él y los otros dos chavales son chicos normales que no pertenecen a ningún grupo ultra o banda. No profirieron insultos racistas en ningún momento. Mi cliente no cometió un delito de odio. Se les ha cogido como cabeza de turco que les ha venido muy bien", ha afirmado el abogado Manuel Izquierdo, que ha explicado que "hubo provocación del jugador a la grada que explotó en el minuto 72 del partido".

A la espera que de que se pronuncie el titular del juzgado, los tres jóvenes aficionados han sido expulsados de por vida de Mestalla por parte del Valencia C.F. Así lo comunicó el club che, que desde que se produjeron los incidentes trabajó junto a las fuerzas de seguridad para identificar rápidamente a los implicados que fueron detenidos dos días después. "El Valencia los ha expulsado sin ni siquiera escuchar la declaración y sin poder explicar el porqué no tiene sentido", ha lamentado Izquierdo.

Un grave incidente que se produjo el domingo 21 de mayo, durante el partido de la Liga Santander que enfrentó al Valencia CF y al Real Madrid en el estadio de Mestalla.

Este nuevo episodio de racismo en el fútbol español, en el que la víctima fue otra vez Vinicius Jr., provocó una catarata de reacciones tanto en España como en Brasil y en todo el mundo del fútbol.

Tras conocer los hechos, la Fiscalía de Valencia abrió una investigación por delito de odio y el propio Real Madrid denunció ante Fiscalía los insultos racistas.

A continuación, el juzgado abrió el procedimiento tras recibir un atestado por un posible delito de odio elaborado por la Brigada de Información de la Jefatura Superior de Policía de la Comunitat Valenciana.

A estas diligencias previas se acumuló una denuncia por los mismos hechos interpuesta por la Liga Nacional de Fútbol Profesional, entidad a la que se tiene ya por personada en la causa como acusación particular.

Por su parte, el Comité de Competición de la RFEF sancionó al Valencia con el cierre parcial del estadio durante cinco partidos y con una multa de 45.000 euros. Una sanción que fue rebajada tras el recurso del Valencia a tres partidos de cierre de la grada y una multa de 27.000 euros.