“Es un sueño de toda la vida”. Esta es la primera frase que pronuncia Lía Sánchez Carballo cuando le preguntamos por cómo se siente tras convertirse en la primera fallera mayor de una comisión valenciana que pertenece al colectivo LGTBI.
La joven trans de 24 años ya reina en su falla de toda la vida, Manuel Candela-Avenida del Puerto, y tiene muy claro qué espera conseguir con su nombramiento. “Estoy feliz de poder dar voz a un colectivo que durante muchos años hemos estado callados, y sobre todo feliz de ser un ejemplo para padres, niños y personas como yo que no se atreven a dar el paso de ser fallera mayor”.
Un paso hacía adelante que ha causado mucho revuelo en el mundo fallero, “me esperaba, pero no tanto, el teléfono va a explotar”, asegura Lía, que no ha dejado de recibir llamadas desde que se hiciera pública su elección.
La tradición fallera solo contempla que sean mujeres las que puedan ser nombradas fallera mayor, y en la misma línea, el presidente de cada comisión debe ser varón. No es el caso de la de Lía: “En mi falla no, desde hace unos años hemos tenido presidenta y este año tenemos dos presidentas”, asegura.
En la comisión Manuel Candela-Avenida del Puerto, a la que Lía pertenece desde que era pequeña, no se hace distinción. Hizo su transición en 2020, y desde “el momento que tuve el DNI cambiado, todas las falleras tenemos igualdad de derechos”, defiende.
Pese a estar orgullosa de ello, la joven no niega que los cambios en las fallas son difíciles, “pero para eso estamos, para visibilizarlos”. “Estoy segura de que en los próximos años vamos a ver un incremento de personas trans en los cargos directivos de Fallas”, señala.
“Al final a las personas LGTBI nos han dicho donde estar y donde no y desde hace unos años, hemos decidido estar donde nos dé la gana”, asevera Lía.
Ahora, “si a alguien le molesta o no está de acuerdo, el problema es de esa persona, porque hoy por ley todos estamos en igualdad de condiciones”, reflexiona.
Pese a la seguridad que transmite, el camino no ha sido del todo fácil. Aunque se considera una "privilegiada" por no haber sufrido ningún tipo de rechazo, a nivel familiar ni social, sino al revés, “siempre he tenido muchísimo apoyo”, confiesa que sufrió bulling de pequeña porque “en el colegio es algo que la gente notaba”.
“Yo lo he tenido claro siempre, pero tenía mucho miedo”, explica Lía en este sentido, pues a pesar de contar con el apoyo familiar, asegura que no todo reside en el entorno. “Es muy importante también la falta de referentes, por eso estoy haciendo esto, ahora los tenemos referentes cuando yo era pequeña no”, destaca.
Llegada este punto, Lía asegura que no se plantea en este momento ser fallera mayor de Valencia “no sé si me presentaré”, señala. “De momento lo que me apetece disfrutar de mi año, de todo lo que viene, que todavía no he saboreado ni el principio, y cuando lleguen las preselecciones vivirlo como un acto más”.
Por el momento, tiene claro que su objetivo se ha realizado, pues junto a visibilizar su colectivo, su sueño se ha cumplido. “Todas las mujeres de mi familia han sido falleras mayores y ahora me toca a mí”.