Cristina Gómez fue diagnosticada en 2019 de un cáncer de mama, solo tenía 30 años y cuenta que nada más enterarse pasó por muchos médicos y nadie se tomaba su situación con la necesaria seriedad, "quizá fuera por la edad, era raro que con 30 años pudiese tener cáncer", afirma hoy.
Tras un duro tratamiento y más recuperada, este año Cristina es la protagonista del monumento fallero de la comisión García Lorca-Oltà, ilustrada con la figura central de una mujer desnuda que muestra las cicatrices de su mastectomía, con la que se pretende dar más visibilidad a los cuerpos no normativos.
Fue la propia Cristina la que decidió inmortalizar su cuerpo cuando le informaron que posiblemente tendrían que quitarle un pecho. "Se me ocurrió la idea de hacerme un molde para mí, como recuerdo de mis dos pechos, y despedirme así de ellos", afirma.
Tras comentarlo con el artista fallero Raúl Martínez, ambos acordaron poner en marcha esta obra, que hoy ya es una realidad y aprovechar el altavoz que suponen las fallas para darle la necesaria visibilidad.
“En un principio pensé que iba a ser una figura anónima, sin cara”, cuenta Cristina, "pero Raúl me preguntó si era capaz de ponerle cara para darle más realidad y aunque me lo pensé un poco, vi necesario hacerlo y me lancé", añade.
"Queríamos mostrar la naturalidad de un cuerpo que había pasado por este proceso, con su cicatriz y todo, y para ello hicimos un escaneado natural de Cristina y la remodelamos en 3D para reproducirlo con naturalidad", cuenta Martínez.
El mensaje del ninot es básico, apunta Cristina: "Hay que darle visibilidad a los cuerpos no normativos e intentar normalizar las cicatrices, quererse a uno mismo a pesar de que puedas sentir que no eres tú". Por este motivo, señala el artesano, "la vista se te va a la cicatriz, que está ligeramente más exagerada para que pueda verse", una vez esté en la calle.
"Normalmente la mujer en las fallas siempre ha aparecido hipersexualizada, muy caricaturizada o muy bella, como si fuera una obra decorativa", cuenta Raúl, que asegura como con este trabajo "rompemos esa barrera, creamos cuerpos y construimos cuerpos tal y como son, reales, naturales", añade.
Este año será sin duda único para Cristina, "especial, irrepetible, porque no volverá otra vez y lo estoy viviendo como un sueño", cuenta. El día 19, con la tradicional Cremá, el monumento arderá como todas las fallas y con él "se quema parte de mi historia" y aunque asegura que va a ser un paso duro, también le ayudará a dejar atrás "esa mochila que llevo", afirma mientras se emociona.
Con todo ello, Cristina quiere reivindicar que esto no acaba aquí, porque "el cáncer existe todos los días, tenemos que hacer algo para cambiarlo y que haya un día en que lo celebremos porque no existe o porque tenga un tratamiento más seguro para todos los pacientes", asevera.
Con ocasión de este importante hito que pone el foco en normalizar la enfermedad, el próximo día 18 de marzo, pacientes oncológicos de toda España se encontrarán en la Falla García Lorca-Oltà, a las 11 horas "para hacernos una foto junto al monumento".