Cuando ya tenía 33 años, Inmaculada tuvo la primera noticia de que podía ser un bebé robado. "Fui un día a ver a mi madre, me crucé con una vecina que me preguntó cómo estaba, le comenté que iba a cuidarla y me dijo que tenía que hacerlo porque aunque no me había parido me había querido mucho", explica Inmaculada Higón.
Una sospecha que su propia madre adoptiva corroboró cuando ya estaba enferma de Alzheimer. "MIs padres hicieron un pacto de que el último que quedara vivo me lo diría. Y un día mi madre, ya enferma, me lo terminó confesando, aunque no me explicó si había sido una adopción legal o no", señala. "De golpe te das cuenta de que la historia que has vivido no es la que te tocaba vivir", afirma.
Desde entonces, Inmaculada comenzó a investigar sobre sus orígenes y encontró unas fotos en redes sociales de una mujer, casi de su misma edad, con la que tenía en enorme parecido físico. Era su hermana María, tres años mayor que ella, que también estaba indagando sobre su pasado, aunque a ella sus padres le dijeron que había sido adoptada cuando era una niña.
A partir de ahí comenzaron a hablar y decidieron hacerse un test genético. El resultado fue concluyente, Inmaculada y María eran hermanas. Sin embargo, el resultado de esta prueba realizada por una empresa americana, no tenía valor en España para reconocer su parentesco. Hace unas semanas, el banco de ADN puesto en marcha por la Generalitat Valenciana para aquellas personas que buscan sus ancestros, ha certificado que estas dos mujeres son hermanas de padre y madre. "Legalmente ya podemos decir que somos hermanas. Estoy feliz. Saber que tienes una hermana, que te pareces a alguien y nuestros hijos son primos y se llevan muy bien. Ha valido la pena", asegura.
Hace unos años, Inma consiguió hacerse con su partida de nacimiento y partida de adopción. En esta última encontró una pista que indicaba que podía ser un bebé robado. "Había una crucecita sobre mi nombre", como se puede apreciar en el documento. Este era un símbolo utilizado en la época para identificar a aquellos bebés.
Aunque nacieron en años diferentes, tanto su hermana como ella fueron adoptadas, eso si, por familias distintas, pero ambas fueron entregadas en el mismo hospital y sus nacimientos los certificó el mismo médico. Unos datos que han podido corroborar cuando accedieron a las partidas de nacimiento y adopción. "Hasta que no nos den el nombre de nuestra madre no sabremos si fuimos dadas en adopción o si fuimos bebés robados", explica.
Inmaculada ha reclamado judicialmente en siete ocasiones al hospital provincial de Valencia conocer el nombre de su madre biológica, amparada por la ley de enjuiciamiento Civil, sin respuesta hasta el momento. "No me lo dicen. Pero queremos que nos den el nombre de nuestra madre biológica. Tanto a nosotros como a aquellos que vayan descubriendo que son adoptados o robados. La ley nos da ese consentimiento, por qué tanto secretismo, porque era la época de Franco. Eso ya ha pasado", señala.