Piden 25 años de cárcel para Carmen por decapitar a su pareja y guardar el cráneo en casa de una amiga en Castro Urdiales
La mujer tenía 61 años y le dijo a su amiga que la caja contenía juguetes sexuales
Fue detenida por la Guardia Civil y el ADN confirmó que los huesos pertenecían al desaparecido
La acusación popular solicita la prisión permanente revisable al considerarla responsable de un delito de asesinato con alevosía
Carmen Merino se sienta desde este viernes en el banquillo, acusada de matar y decapitar a su pareja en Castro Urdiales (Santander) hace tres años. El cráneo fue descubierto en una caja que la mujer dejó en casa de una amiga, con el pretexto de que la Guardia Civil iba a registrar su domicilio después de la desaparición de Jesús María Baranda, un jubilado vasco de 67 años con el que convivía. Le contó que en el interior había juguetes sexuales y no quería que los investigadores se llevasen de ella una mala impresión.
Fue detenida y se limitó a negar los hechos. El juez decretó su ingreso en la cárcel de El Dueso de forma provisional. Allí reconoció desde el primer momento la autoría del crimen. La mujer de 63 años trabajó durante un tiempo en la lavandería. Pero actualmente no trabaja ni realiza ningún curso o terapia. Desde que se enteró de la fecha del juicio se ha pasado los días estudiando el sumario del caso, en su celda o en una sala de ordenadores.
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Según los funcionarios tiene una buena conducta, acata las normas, mantiene su celda limpia y ordenada. Aún así, muestra un carácter altivo con el resto de las internas, que la llaman asesina. Apenas se relaciona con ellas e incluso ha llegado a tener algún enfrentamiento.
El juicio se desarrolla en la Sección Tercera de la Audiencia de Santander. Este viernes se ha conformado el jurado popular, compuesto por ocho mujeres y un hombre. Eduardo García Peña, el abogado de la defensa ha asegurado que sigue manteniendo su inocencia y pide la absolución.
Por su parte, Ana María Quintana, que ejerce la acusación particular, afirma que el cráneo es una prueba de cargo suficiente para que sea condenada y solicitan la prisión permanente revisable al considerarla responsable de un delito de asesinato con alevosía, ya que la víctima no pudo defenderse y con la circunstancia agravante de parentesco.
La Fiscalía pide 25 años de prisión. El lunes se leerán las cuestiones previas a la declaración de la acusada y las vistas se prolongarán hasta el viernes 18 de noviembre. La procesada se ha teñido el pelo de un tono más oscuro sabiendo que se trata de un caso con gran repercusión mediática. Primero declararán los testigos y después los médicos forenses, peritos e investigadores. Además, deberá indemnizar a los dos hijos, el hermano y el primo del decapitado con más de 20.000 euros por el daño moral.
Macabro hallazgo
Según se recoge en el sumario, el 13 de febrero de 2019 Carmen Merino estaba con Jesús María Baranda en la vivienda que ambos convivían desde 2012. Mantenían una relación sentimental estable. Se considera probado que "aprovechando que residían ellos dos solos y que "no había terceras personas que pudieran auxiliar" al hombre, la mujer le suministró una "elevada cantidad de diazepam", somnífero que le dejó "adormilado, eliminando de ese modo sus posibilidades de defensa, con la intención de acabar con su vida".
Después le "causó intencionadamente la muerte, con la intención de aprovecharse económicamente de sus bienes". La víctima le había nombrado "heredera universal" en su testamento. Luego le descuartizó utilizando una motosierra para poder deshacerse del cuerpo". No se sabe" en qué circunstancias murió el hombre ni cuándo o dónde se produjo el crimen, ya que hasta ahora solo se ha encontrado su cráneo", refiere el auto. El ADN demostró que los restos óseos correspondían al desaparecido.