Cada vez son más los que se juegan la vida en la montaña practicando ‘turismo activo’
Pónganse en situación: 2.500 metros de altura, tres excursionistas, uno de ellos herido grave, sin ninguna preparación, perdidos. Interviene el helicóptero de la Guardia Civil, los suben y los dejan sanos y salvos a tierra. Fue una gran imprudencia. “Se lo toman un poco como un parque de aventuras, y hay que ir más preparado, a nivel de formación, de conocimientos y de material”, nos cuenta Francesc Farré, Bombero de la Generalitat de Cataluña. Pero hay infinidad de ejemplos de aficionados que, sin experiencia en alta montaña, se lanzan, y lo que sucede al final es que los agentes se juegan la vida, en rescates muy complicados, en lugares inhóspitos, con gente que tiene fuertes hemorragias o hasta tiene que ser trasladada en camilla; como un hombre que quedó atrapado en una garganta de Pozo Alcón, en Jaén. Se salvó de milagro. Los últimos han sido dos adolescentes perdidos en el Pirineo, rescatados a las pocas horas. “Es debido a la mayor afluencia de gente al medio natural; es un medio un poco más hostil que el medio urbano en el que habitualmente se mueve la gente”, así que para evitar sustos como estos, si no podemos andar la montaña, mejor hacerlo por lugares más asequibles.