Tras cumplirse un mes de la DANA en Valencia, el portavoz de la Aemet Rubén del Campo, explica en una entrevista con Efe que aunque desde la autoridad meteorológica "consideramos que se hicieron las cosas bien", las alertas deben "calar mejor" en la sociedad, tanto en la ciudadanía como en quienes toman decisiones sobre prevención de emergencias.

Para la predicción y vigilancia de fenómenos meteorológicos adversos se analizan los modelos meteorológicos y se monitorizan datos de numerosas fuentes; la emisión de avisos rojos responde a un procedimiento muy protocolizado y se trata de una decisión "muy meditada" por toda la cadena de predicción dentro de la Aemet, explica el representante de la Agencia Estatal de Meteorología.

Pregunta.- ¿Se ha aprendido algo con esta DANA?

Respuesta.- Siempre se aprenden lecciones, y más cuando suceden catástrofes como la vivida en Valencia hace un mes.

Aunque en Aemet el trabajo previo a la DANA se hizo bien, con publicaciones en redes sociales desde el 24, notas informativas los días 25 y 26 y avisos especiales 27, 28 y 29 de octubre, estas informaciones tienen que calar más en la sociedad, desde la ciudadanía de a pie a quienes tienen que tomar las decisiones relacionadas con la prevención de emergencias.

P.-¿Hace falta una comunicación más clara en los avisos?

R.- En todo sistema hay un margen de mejora y el Plan Meteoalerta no es una excepción. Quizás sea interesante reforzar el mensaje de qué significa cada nivel de aviso (amarillo, naranja y rojo) y qué medidas de autoprotección se pueden tomar. No solo hablar de que se va a superar un umbral de temperatura o de lluvia, sino explicar qué consecuencias o impactos puede tener la superación de ese umbral.

P.-¿Quien y cómo activa los avisos rojos, naranja o amarillo en Aemet?

R.- Para la predicción y vigilancia de fenómenos meteorológicos adversos existe el Sistema Nacional de Predicción dentro de Aemet, que 24 horas al día, 7 días a la semana, analizan los modelos meteorológicos de predicción del tiempo y monitorizan los datos procedentes de numerosas fuentes, como satélites, radares, estaciones meteorológicas, etc.

Si analizando los modelos se observa la superación de umbrales, los meteorólogos activan avisos de distinto nivel en función de la intensidad del fenómeno. Los avisos se emiten desde los grupos de predicción y vigilancia de Fenómenos Meteorológicos Adversos (FMA) distribuidos por todo el territorio y de acuerdo con el jefe de turno, el máximo responsable técnico en tiempo real del Sistema Nacional de Predicción.

Además, cuando se emite un aviso de nivel rojo, el responsable de dicho Sistema tiene la potestad de ratificar este aviso o no. Por lo tanto, la emisión de avisos rojos responde a un procedimiento muy protocolizado y es una decisión muy meditada por toda la cadena de predicción.

P.- ¿Existe margen de mejora para que los avisos rojos de Aemet se conviertan lo más rápido posible en alertas de las autoridades a la ciudadanía?

R.- Siempre existe margen de mejora en todos los sistemas, y lo ideal es que pase el menor tiempo posible entre la emisión del aviso meteorológico y la alerta, que corresponde a los servicios de emergencias autonómicos.

P.- ¿Debería haber distintos grados de avisos de nivel rojo en el supuesto de casos extremadamente catastróficos?

R.- La emisión de un aviso rojo supone la posibilidad de superación de un umbral. Si sucede, es casi seguro que va a haber impactos muy importantes, incluso catastróficos. Los avisos rojos se emiten con muy poca frecuencia (sólo uno de cada cuatrocientos avisos lanzado por lluvias en los últimos cinco años fue rojo).

La cantidad de lluvia que cayó en una zona de la provincia de Valencia en pocas horas (más de 500 l/m²) es tan difícil de predecir que, a efectos prácticos, serían muy pocos los avisos que tuviesen un nivel superior al rojo, ya de por sí muy escasos.

Además, la recomendación europea del programa EMMA/Meteoalarm de EUMETNET (organismo que agrupa a los Servicios Meteorológicos Nacionales de toda Europa) es utilizar el criterio semafórico para los avisos meteorológicos (amarillo, naranja, rojo) para que sea de fácil comprensión por parte de la sociedad.

Aunque todo se puede mejorar, en este momento, nuestros esfuerzos han de ir dirigidos a concienciar del peligro extremo que supone una situación meteorológica bajo aviso rojo. 

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