Yan tiene 12 años. Nació con las piernas paralizadas y no puede ni andar ni ponerse de pie. Pero para él, no es ningún obstáculo. Cada día nada casi 3 mil metros y pronto se presentará a una competición. Admite que al principio le terrorizaba la idea, pero él asegura todo está en superarse y ser optimista. Tres millas de senderos montañosos separan su casa del colegio. Pero quiere estudiar porque, como dice, la educación le dará una vida mejor. Así que cada día, recorre esta calle.