En lo que llevamos de año, han muerto 22 ciclistas, su vulnerabilidad en las carreteras se aprecia en imágenes grabadas por los propios ciclistas y difundidas para denunciar la situación.
Grabadas con sus propias cámaras deportivas y que sirven de prueba para identificar y sancionar a los infractores. Las asociaciones de ciclistas animan a su uso como autoprotección.
Gracias a las imágenes grabadas, la temeridad queda documentada. Todos estos vídeos aportados por los ciclistas sirven de prueba en un juicio.
Un club ciclista ha repartido 50 cámaras entre sus socios para circular más seguros. Dispositivos como estos también salvan vidas.
En Lérida el conductor de un vehículo grabado fue condenado a 6 meses de cárcel y dos años y medio sin carnet gracias a esta prueba irrefutable.
Incluso algunas fiscalías de tráfico han dado instrucciones para animar a fomentar estas grabaciones.