No era vasco, aunque presumía de ello. Iba de gran cheff pero no lo era. Ni periodistas, ni político... El torso de su novia encontrado en una maleta ha supuesto el fin de la historia de un éxito que tenía más de mentira y de ego que de realidad. César Román vio cómo su estrella declinaba del todo este mes de agosto. El 13 de ese mes se encuentra un cuerpo en Usera. Nadie sabe a quién pertenece, porque es un torso encontrado en una maleta. Tres días después, César denuncia la desaparición de Heidi Paz Bulmes, de 25 años. Desde entonces se le pierde la pista.
Antes, las deudas ya habían consumido los sueños de éxito de Román. Algunos de sus proveedores hablan de 200.000 euros. El hombre que había montado 5 restaurantes en año y medio, que había creado su propia marca y que fue subido a las alturas como uno de los emprendedores del año ha caído en el infierno. Provoca altercados, bebe más de la cuenta y ve cómo sus negocios se hunden.
La voz de alarma la había dado antes que nadie Nacho Gancedo, organizador de un certamen sobre los mejores cachopos y uno de los muchos estafados por Román. Confiesa Nacho que Román le pidió ganar su torneo, pagándole lo que fuera necesario.
Las mentiras, pues, fueron una de las bases de su éxito. Eso y el narcisismo (él mismo se puso el mote) evidente en cada una de sus apariciones públicas. Hasta su propia familia confiesa que se ha sentido engañado porque verdaderamente creían que le iba tan bien como él decía. Su hermana sigue defendiendo su inocencia porque no le ve capaz de matar a una mosca.
Hoy, apenas 24 horas de estar en busca y captura, justo cuando se desveló que el cuerpo encontrado en Usera era el de su novia, el Rey del Cachopo ha vuelto a acaparar portadas, pero esta vez detenido con las manos en la espalda. Manso, tranquilo, sin presentar resistencia. La paradoja es que ha sido detenido en una cocina, en un restaurante. En Zaragoza, con otro nombre y otro look acababa la historia de un rey sin corona. Lo peor de todo es que en el camino una vida ha quedado truncada.