Una señora de 76 años se hacía pasar por la dulce abuelita del edificio, pero en realidad controlaba la escalera y el ascensor para robar. Entraba en la casa de uno de sus vecinos, visionaba la entrada de la casa, y en dos o tres minutos, lo que tarda el ascensor en llegar, realizaba su robo. A veces ha conseguido miles de euros. Si la pillaban, fingía estar despistada o desorientada.
La policía asegura que es una persona violenta que no para de insultar y amenazar a los agentes y que tiene perfectamente estudiado el método. La ladrona tiene 8 identidades distintas y acumula 40 detenciones.