Calles convertidas en mantos de piedras y con todo tipo de objetos destrozados e incendiados en el suelo. Es la crónica de una jornada de violencia desconocida durante décadas en las calles de Barcelona.
El primer objetivo de los radicales: la Jefatura de la Policía Nacional en vía Laietana. Un intento sofocado por los agentes antidisturbios y repliegue posterior, con tácticas de guerrilla urbana, en el centro de la ciudad. Desde plaza Urquinaona hasta Portal del Àngel.
Con el incendio de contenedores para crear barricadas. Para bloquear vías de posibles cargas policiales, incluso, con casetas de obra y maceteros. Se han arrancado desde marquesinas, troncos, papeleras y señales de tráfico, algunas derretidas por el fuego. Las mismas llamas que crecen descontroladas y ponen en riesgo las fachadas de algunas viviendas, con vecinos que utilizan sus propias mangueras para sofocarlas. Un ataque de radicales independentistas del que queda patente su organización hasta en la recogida de heridos. También, a la hora de conseguir las piedras, armados con picos para romper el pavimento.
Según fuentes policiales, se han llegado a usar desde cócteles molotov, hasta bolas de acero y botellas con ácido. Con transeúntes refugiados en algunos hoteles, mientras arde el mobiliario de las terrazas de algunos establecimientos y se producen pillajes de televisores en sucursales bancarias. Es la imagen del centro de Barcelona tomado durante horas.