Víctima de un ataque con ácido recibe un segundo transplante facial en Estados Unidos
Se ha convertido en la primera persona en recibir un doble transplante de cara
Su ex pareja la atacó con un bate de beisbol y rocío su cara con lejía
había tenido problemas con su primer transplante
Carmen Tarleton es una superviviente de la violencia machista, pero su cara quedó completamente desfigurada cuando su ex novio la atacó en el año 2007 con un bate de béisbol y después roció su rostro con lejía. El repugnante ataque con este químico corrosivo le cegó un ojo, dejó malherido el otro y desfiguró por completo su rostro. Ahora, Carmen ha recibido un segundo transplante de cara, cuyo resultado la ha llenado de esperanza.
Y es que esta enfermera residente en Vermont, Estados Unidos, ya recibió un transplante de cara en el año 2013 pero, tras siete años, y más de 70 cirugías reconstructivas su cuerpo comenzó a rechazarlo. Tras esto se le ofreció la posibilidad de recibir un segundo transplante, según informa NBC Today.
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La intervención, que se llevó a cabo en el Brigham and Women’s Hospital en Boston, requirió de la participación de un equipo de 40 médicos y llevó alrededor de unas 20 horas. El cirujano plástico Bohdan Pomahac, que ha tratado a Carmen durante más de 10 años, estaba preocupado de que el cuerpo pudiera rechazar también esta nueva cara. "Tuvimos una suerte increíble y encontramos por pura suerte un donante que tenía muchas características comunes con el propio cuerpo de Carmen, algo que esperarías de un hermano", afirmó el médico Pomahac.
La donante de esta segunda cirugía fue una mujer llamada Casey Harrington Labrie, que luchó contra la adicción a la heroína pero murió en julio pasado a los 36 años de una sobredosis de fentanilo. Tenía una hija de 15 años. La familia de Casey cumplió su voluntad ya que les había manifestado que quería donar sus órganos. Con ellos se salvaron hasta cinco vidas pero la familia tenía dudas de donar su cara. Pero, tras investigar un poco descubrieron cómo este tipo de transplantes cambiaba la vida de sus receptores. Entonces se decidieron.
Carmen, que ha podido conocer a la familia de la donante, admite que está muy feliz con su nueva cara y que cada vez que se mira en el espejo piensa en Casey. Su actitud positiva y su ejemplo de superación ha sido una inspiración para la familia de la donante, y para todos los que la conocen.