Una veterinaria investigada por la desaparición de animales sigue ejerciendo en la Costa Brava
El Colegio de Veterinarios de Girona ha descubierto que la documentación que entregó para colegiarse era falsa
Los Agentes Rurales encontraron 87 cadáveres de perros y gatos enterrados en su finca familiar de Tossa de Mar en 2017
La veterinaria está inhabilitada, pero NIUS ha podido comprobar que sigue ejerciendo
Si usted tiene un gato o un perro y reside en algún pueblo de la Costa Brava, quizá le convenga estar prevenido si ve una furgoneta blanca conducida por una mujer de 47 años. Desde 2004 esta mujer, cuyas iniciales son N. R., se hace pasar por veterinaria, aunque no lo es, y desde entonces recorre los pueblos del norte de Girona buscando propietarios de mascotas poco avisados.
No es broma. Son ya más de 15 años ejerciendo el oficio sin medios adecuados y con un cuestionable título de veterinaria con faltas de ortografía. Según una plataforma de afectados, al menos un centenar de perros y gatos han muerto víctimas de su falta de escrúpulos.
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Los primeros casos de mala praxis se detectaron en 2003
El cachorro de Mireia y Fernando murió en manos de N. R. en 2012. Los jóvenes tenían buenas referencias de la presunta veterinaria, que ya había atendido a alguno de sus familiares. Decidieron ponerse en contacto con ella para pedirle ayuda y ella se ofreció rápidamente a visitar al animal. “Vino a ver a Loba y nos dijo que se la tenía que llevar, al cabo de unos días nos la trajo muerta”. Nunca supieron de qué murió y jamás volvieron a saber de ella: “No nos dio explicaciones, solo nos trajo a un hombre con más cachorros para sustituir al nuestro”, explica Mireia.
A Lara le pasó algo parecido. La diferencia es que a ella no le devolvió el cadáver de su perra. La joven acogió a Uca en la Asociación Gaia, un cachorro pastor catalán. La perra tenía leishmaniosis, una enfermedad de tipo infeccioso causada por un parásito: “Uca empezó a empeorar y yo decidí llamar a N. R. para que viniera a verla. Ese era el trato. Tardó tres semanas en venir y cuando vino me dijo que se la llevaba para vacunarla todos los días. Ese fue el último día que vi a Uca”, explica Lara. N. R. le dijo que la perra se había puesto muy mala y que era mejor hacerle la eutanasia. “Nunca me dejó ver el cuerpo, me dijo que la había enterrado en un árbol con vistas al mar, pero estoy segura que Uca estaba entre esos cadáveres encontrados en su finca”, lamenta.
Me dijo que se llevaba a mi perra para vacunarla. Ese fue el último día que la vi"
Seis meses después de la muerte de Uca, en febrero de 2017, los agentes rurales encontraron 87 cadáveres de gatos y perros en una zona boscosa de la finca en propiedad de la madre de N. R. Los agentes lograron identificar a pocos propietarios, ya que solo 19 animales llevaban el chip identificativo. Los afectados que pudieron identificar a sus mascotas manifestaron que le habían llevado a su perro enfermo, que les dijo que el perro había fallecido y que ella misma se hacía cargo de la gestión del cadáver.
Los perros estaban siempre sucios, olían mal y siempre los tenía en una habitación cerrada a la nunca nos dejó entrar”
En 2007 N. R. abrió un centro veterinario en Vidreres. Según las voluntarias que trabajaron con ella durante varios meses, el local tenía una recepción, una consulta, un patio y una habitación donde guardaba una gran cantidad de animales.
“Los perros estaban siempre sucios, olían mal y siempre los tenía en una habitación cerrada a la nunca nos dejó entrar”, explica Meghan, una de las voluntarias. La joven recuerda que N. R. tenía siempre conflictos con los clientes. “Solía decir medias verdades a la gente, por ejemplo, si tras la operación moría algún animal, les decía que ella misma se hacía cargo de la incineración, pero nunca les devolvía las cenizas e incluso a veces no les incineraba porque no daba abasto y se quedaba con el animal muerto”, cuenta a NIUS.
Las voluntarias sospechan que por la noche N. R. operaba clandestinamente en ese local, pero ellas nunca estaban cuando lo hacía. Desde la plataforma de afectados aseguran que también hacía intervenciones en su vieja furgoneta blanca con la que trasladaba a los animales. Mercedes Duce, responsable de la entidad, explica que a raíz de una llamada ciudadana los Mossos d’Esquadra inspeccionaron el vehículo y encontraron “muchas jaulas, una camilla y restos de sangre”, explica Duce. Nunca pudieron demostrar que ese era el lugar donde operaba.
Expulsada del colegio de veterinarios en 2016 por mala praxis
Entre 2015 y 2017 los Mossos d’Esquadra recibieron una docena de denuncias contra N. R. que fueron trasladadas al Colegio de Veterinarios de Girona y al tribunal competente.
Los afectados denunciaron que sus mascotas morían en la operación o que habían quedado con graves secuelas. “Nos empezaron a llegar denuncias de que una colegiada cometía todo tipo de infracciones: trasladaba animales dentro de su propio coche, los operaba sin medios y los entregaba a sus amos con heridas graves. Esto hizo saltar todas las alarmas y empezamos a investigar”, explica Anna Valdé, abogada del Colegio de Veterinarios de Girona.
Las numerosas quejas y denuncias recibidas obligaron al Colegio a abrirle 15 expedientes por mala praxis y posteriormente sancionarla con 18 meses de inhabilitación. Pero ella siguió ejerciendo y en 2016 le impusieron la sanción máxima: la expulsión definitiva. En julio de ese mismo año, el Juzgado Penal Número 3 de Girona la condenó a pagar una multa de 900 euros por un delito de desobediencia a la autoridad.
Un título de veterinaria con faltas de ortografía
Tres años después de ser expulsada, el Colegio ha descubierto que la documentación que aportó para obtener la colegiación en 2007 es falsa. “Tenemos una gran certeza de que esta señora no es ni siquiera veterinaria”, explica la abogada del colegio Anna Valdé.
Tras revisar el título comprobaron que tenía faltas de ortografía. “Al revisar la documentación nuestra secretaria detectó errores ortográficos en el título, accedimos al registro público de licenciados del Ministerio de Educación y pudimos comprobar que N. R. no consta como licenciada”, explica Bernat Sardà, vicepresidente del Colegio de Veterinarios de Girona. Tampoco consta que la Universidad Autónoma de Barcelona -donde asegura que estudió- le haya expedido el documento.
El vicepresidente de la entidad asegura que cada vez que le llegaban fotos e informes de las operaciones dudaba de su profesionalidad. “Cuando veías los destrozos y chapuzas que hacía pensaba: Parece mentira que esta mujer sea veterinaria. Cuando nos dimos cuenta que el título era falso me empezó a cuadrar todo”, explica.
El Colegio ha denunciado el caso a Fiscalía, quien ahora investiga la veracidad del titulo. En caso de confirmarse que la documentación que aportó sea falsa, se la podría imputar de un delito de usurpación profesional y de falsificación documental.
NIUS ha comprobado que sigue ejerciendo
A pesar de las denuncias y medidas impuestas para que no ejerza, esta redacción ha podido comprobar que la falsa veterinaria sigue haciendo ruta a diario por la Costa Brava. Su teléfono sigue operativo, cuando recibe una llamada se ofrece rápidamente a acudir al domicilio del cliente a evaluar el animal. No tiene un precio de visita fijado, cobra en función de las necesidades del animal, y si es necesario se lo lleva para operar. Incluso da consejos y explicaciones por teléfono a los clientes. En ningún caso confiesa que ha sido expulsada del Colegio o que no es veterinaria.
Los Mossos d’Esquadra confirman que las denuncias de afectados siguen llegando de forma puntual, de hecho, según Bernat Sardà, a finales de julio de este año un hombre les llamó alertando que había llevado un perro a N. R. para operar, que ella se lo llevó en una furgoneta y que se lo devolvió muerto en una bolsa.
El 24 de octubre se sentará a declarar en el Juzgado Penal número 3 de Girona, acusada de mala praxis y maltrato animal. También tiene pendiente un procedimiento abierto en los Juzgados de Santa Coloma de Farners.
Ahora el destino de N. R. está en manos de la justicia. Mientras, la Plataforma de Afectados busca a cualquier persona que haya sido "víctima" de mujer para que lo denuncie y evitar así que quede impune.