Las aguas turquesas de Acapulco se vuelven fecales por un vertido descontrolado
Las autoridades mexicanas investigan lo sucedido
Un vertido de aguas fecales y pluviales en la playa de Icacos en la ciudad mexicana de Acapulco de Juárez ha convertido este paraíso de aguas turquesas en una ciénaga pestilente y de color negro. Las autoridades reconocen que el torrente de aguas sucias se produjo por una falta de mantenimiento del sistema de alcantarillado público.
En declaraciones a los medios locales, el director de la Comisión de Agua Potable Alcantarillado y Saneamiento del Estado de Guerrero (CAPASEG), Arturo Palma Carro, confirmó que el torrente vertido el pasado jueves en la playa Icacos fue una combinación de aguas negras y pluviales por falta de mantenimiento.
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El funcionario explicó que no eran aguas residuales, sino que se trataba de un taponamiento de arena y otros sedimentos que se liberó con la fuerte lluvia de ese día, la cual estaba sucia y llevaba mucha basura.
El diario El Sur informa también que la descarga fue ocasionada por falta de limpieza del canal pluvial y el colector del drenaje, porque este se obstruye y vierte a través del canal que desemboca en la playa.
Los responsables municipales ya han comenzado con la limpieza de la zona aunque, poco a poco, las aguas de la bahía de Acapulco van recobrando su tradicional tono turquesa que les ha hecho famosas en en todos el mundo.
Desde el Gobierno de la nación, la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMAREN) ha informado de que han abierto una investigación oficial por lo ocurrido en la playa Icacos para determinar las responsabilidades.
El reto ahora es el de disponer de fondos suficientes para revertir tantos años de falta de mantenimiento de los sistemas de alcantarillado y evacuación de las aguas negras de la ciudad.
Los especialistas en sanidad han advertido del peligro que supone para la salud humana la existencia de este tipo de vertidos. Los microbiólogos no descartan que las bacterias y virus que se encuentran en los vertidos puedan entrar en nuestro organismo y afectar a nuestra salud. Se trata de un riesgo que está estrechamente relacionado con las características del lugar del accidente: no es lo mismo una bahía cerrada como la de Acapulco que una playa abierta a la acción de las corrientes marinas y la acción del viento sobre la superficie del mar.