Verena, dos años tosiendo cada varios segundos: "Por favor, que investiguen la covid persistente"

  • La joven Verena sufre covid persistente y no puede hacer vida normal

  • Se pasó un año tosiendo cada dos segundos, y ahora , gracias a la hipnosis, solamente hace un ruido constante

  • Pide que se siga investigando la covid persistente y sueña con volver a ser "una adolescente normal"

Mientras habla apenas se le nota, pero cuando ya no está tan concentrada en hablar, vuelve a hacerlo. Es menos perceptible que hace un año, cuando NIUS habló con ella por primera vez, pero ahí está. Es como un quejido cada dos segundos. Ya no tose, pero su nariz sigue contrayéndose. Lleva así año y medio, desde que padeció covid en octubre de 2020. Por eso cuando le preguntan cómo está responde: "Mejor, pero no estoy bien".

Porque es imposible estar bien con ese ruido constante, que le provoca interferencias en el oído que provocan que la mitad de cada frase se la pierda, no la oiga. O con el cansancio que le supone subir unas simples escaleras. O con dolores de cabeza que la dejan encerrada en casa demasiado a menudo. Verena no es la Verena de antes de la covid, y ella y su padre, Nacho, parecen resignados a que tardará en volver a serlo. Por eso piden más investigación de esta nueva enfermedad, la covid persistente, para poder curarse del todo en algún momento. Y mientras, dicen, viven lo mejor que pueden.

Al menos la chica, que tiene ahora 17 años, ha podido volver al instituto. Se sienta en primera fila para perderse lo mínimo de la clase, y en educación física se queda sentada esperando a que sus compañeros acaben la clase. "Me siento desplazada, tengo muchísima ansiedad... Me cuesta mucho salir de casa porque siento que la gente me mira al oír mi ruido, echo mucho de menos ir al cine pero me siento mal porque molesto", cuenta la adolescente.

Síntomas de su covid persistente

La covid le ha robado un año y medio de vida "normal", como dice ella. Ha conseguido amortiguar los ruidos de las toses continuas con una terapia de hipnosis, a la que accedió tras dar su caso a conocer en los medios de comunicación. Además de eso, sigue yendo al psicólogo y a su neuróloga, que intenta dar con el mecanismo que arregle su cerebro. Porque, según explica Nacho, creen que la causa de los malos de Verena es una disfunción neurológica que le ha provocado la covid.

"Es como que has cogido el cerebro, lo has batido y los cables ahora están desordenados. Pero no hay manera de hallar la causa. Todas las pruebas que le hacen dan bien. Ahora resulta que una mano no la puede cerrar bien, y el traumatólogo nos dice que porque lo está viendo con sus ojos, pero que si no le costaría creer que alguien tenga eso con todas las pruebas, resonancias, ecografías y de todo, normales", dice Nacho.

Lo mismo ocurre con los escáneres, los TAC, los análisis. Un día Verena no se despertaba, no había manera: "Le llegaron a hacer mil pruebas y no sabían por qué no se despertaba. Y de repente, tan normal, como cualquier otro día, se despertó. Y los médicos no se explican qué le ocurre". Nacho reivindica más atención a la covid persistente, que haya unidades especializadas en todas las comunidades autónomas, porque ellos se sienten en tierra de nadie. "Están los que, pobres, fallecieron de covid, los que lo han pasado y se han curado... Y en medio estamos nosotros, con una enfermedad nueva que nadie sabe cómo tratar", se lamenta.

Verena le mira, a veces sonríe entre sus ruidos. Y sigue estudiando. Dice que va con retraso respecto a sus compañeros, ya que ha pasado muchos meses sin poder ir a clase. De hecho no ha sido hasta diciembre de 2021 cuando sus toses empezaron a ser más leves. Ya no necesita ponerse una mampara delante para comer -antes escupía cada dos segundos, con la tos- pero sigue sin olfato ni gusto, puede beber tragos más largos de agua, mantener una conversación más o menos larga.

Pero le queda mucho camino por recorrer. "Es como si con 17 años fuera una viejecita, que sufre todo el rato dolores articulares, de cansancio, de dolores de cabeza", explica ella muy gráficamente. Una anciana de 17 años por culpa de la covid. Cuando acaba la charla con NIUS vuelve a sus estudios, determinada a sacarse su curso y llevar una vida lo más parecida posible a cualquier adolescente.

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