En aulas, casas, locales y trabajos: ventilar será este invierno tan importante como lavarse las manos
El riesgo de contagio es veinte veces mayor en espacios cerrados que en exteriores
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El contagio por aerosoles es el gran enemigo a batir
El riesgo de contagio por coronavirus es veinte veces mayor en espacios cerrados que en exteriores. Se ha demostrado que el peligro de contagio de la enfermedad covid en el interior de los edificios, es más elevado cuando existe poca ventilación. Si el edificio en origen no dispone de sistemas de ventilación mecánica, es recomendable la apertura de ventanas accesibles.
Aunque pueda generar cierto disconfort por las corrientes de aire, o sensación térmica, el beneficio de la renovación de aire por ventilación cruzada está demostrado para bajar las tasas de contaminantes de las estancias. Incluso en edificios con ventilación mecánica es recomendable realizar una ventilación regular con ventanas. Este invierno será vital ventilar para no aumentar, más si cabe, el impacto de contagios del coronavirus. Porque el frío puede ser uno de sus aliados.
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En el caso de existir en los aseos ventanas, se recomienda no abrirlas debido a que ello podría establecer un flujo de aire inverso y sacar aire de los aseos al resto del edificio y facilitar la contaminación por vía fecal-oral. Es solo una de las 17 recomendaciones que ha elaborado la Asociación Española de Climatización, cuyo presidente del comité técnico es el vicerrector de Infraestructuras de la UMH, Pedro Vicente Quiles. Y se nota, porque la universidad parece tener claro lo que debe hacer. "Este invierno va a haber que sobreventilar y, si por ello, no se alcanza una temperatura de confort habrá que asumirlo. Es mejor tener aulas a 15 grados que brotes entre nuestros estudiantes", confiesa al diario Informacion. Y tiene toda la razón.
Debe observarse qué es prioritario. Si hipotecar en cierta medida el confort y la eficiencia energética frente a la salubridad mientras sea prioritario evitar contagios. Si existe un sistema de extracción dedicado para la zona de aseos u otras zonas anexas a la oficina (vestuario, etc.) mantenerlos de forma permanente (24 horas al día 7 días a la semana), aunque se generen infiltraciones y entrada de aire exterior en horas de mínimo aporte del aire de ventilación. Se limitará así la contaminación fecal-oral.
La renovación de aire por ocupante es vital. Como valor recomendado y ante la incertidumbre de un valor fijo, se recomienda un mínimo de 12,5 L/segundo y ocupante, incluso para establecimientos comerciales. Se trata del valor que el Reglamento de Instalaciones Térmicas en Edificios atribuye a IDA 2: aire de buena calidad. Para asegurar este valor mínimo, se puede trabajar en dos direcciones: aumentar la ventilación o reducir la ocupación. En este sentido es posible que se deba recalcular la ocupación máxima de los espacios en base a la ventilación por ocupante.
La Organización Colegial de Enfermería explica ya cómo se mueve el coronavirus en el aire y qué recomendaciones se deben tener en consideración para evitar los aerosoles, como ventilar con aire exterior frecuentemente abriendo puertas y ventanas, utilizar mascarillas bien ajustadas a la cara y llevarlas el máximo tiempo posible, fomentar actividades al aire libre, reducir los grupos de personas y el tiempo en espacio interiores, hablar en tono bajo y guardar la distancia de seguridad.
Además, indican que se debe evitar el uso de mascarillas que se caigan, no ajusten bien o no cubran la nariz, los espacios con ruido o música que nos obliguen a gritar y acercarnos a terceros, cantar o gritar en grupo dentro de espacios cerrados y permanecer en espacios cerrados sin renovación de aire.
Hace unas semanas, un estudio publicado en la revista 'JAMA Internal Medicine' dejaba una puerta abierta a la posibilidad de transmisión por aire, pero la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Ministerio de Sanidad todavía no lo consideran una evidencia contrastada. Aun así, los enfermeros resaltan que tomar cualquier precaución resulta clave para reducir el riesgo de contagio.
Los aerosoles son partículas suspendidas en al aire que pueden ser transportados por el mismo. En nuestro día a día, y fuera del ámbito sanitario, las emitimos al hablar, cantar, gritar, además de al toser o estornudar. "Los organismos oficiales correspondientes todavía no asumen la vía área como vía de contagio del COVID-19, pero desde la Organización Colegial de Enfermería queremos informar a la población de qué son los famosos aerosoles porque consideramos que cualquier medida de prevención es importante para frenar la expansión de esta pandemia", añade el presidente del Consejo General de Enfermería, Florentino Pérez Raya.
Estas partículas suelen clasificarse en función de su tamaño: los aerosoles tienen un tamaño menor de cinco micras y pesan menos, por lo que pueden permanecer suspendidos más tiempo en el aire y transmitirse hasta los seis metros; y las gotículas que son de mayor tamaño, considerándose gotículas pequeñas si su tamaño es entre cinco a diez micras y gotículas grandes las que llegan hasta 100 micras, aunque pueden alcanzar hasta el 1,5 o 2 metros de distancia.
Además, recuerdan que los aerosoles no se comportan igual en espacios interiores que exteriores. En los espacios cerrados sin ventilación, estas partículas permanecen suspendidos en el aire y, por tanto, hay más probabilidades de que sean inhalados por los que estén en la sala. En cambio, cuando se ventila un espacio interior, la circulación de aire hace que se dispersen los aerosoles disminuyendo su concentración y por lo tanto disminuye las posibilidades de inhalarlos. "Ese riesgo es aún menor en espacios exteriores donde se respeta la distancia social y existe ventilación, ya que los aerosoles se dispersan y las posibilidades de inhalarlos son más reducidas", comenta Pérez Raya. Lo dicho, ventilar tan importante como lavarse las manos.