El pasado 25 de octubre la familia del fallecido denunció ante la Policía la misteriosa desaparición del vendedor de cupones de la ONCE en Madrid, pero no fue hasta principios de noviembre que encontraron el cuerpo sin vida del vendedor dentro del quiosco donde solía trabajar. El hombre estuvo muerto dentro del quiosco en torno a 10 días, sin que nadie se diese cuenta que estaba en el interior.
Fue el servicio de limpieza de la ONCE, quienes acuden a limpiar los quioscos, los que descubrieron el cadáver en el quiosco ubicado en el número 26 de la calle Hilarión Eslava.
Por el momento las autoridades se han hecho cargo del caso y se están investigando las causas de la muerte del trabajador.
Ante este hallazgo, los sindicatos CSIF y CC.OO. han registrado una denuncia ante la Inspección de Trabajo contra el representante legal de la Delegación Territorial de la ONCE en Madrid por vulneración de normas y legislación laboral.
En el escrito, se pide que se sancionen las infracciones en las que se pueda haber incurrido a raíz del fallecimiento, pues reprochan a ONCE que pasara aproximadamente diez días hasta localizar el cadáver.
Al día siguiente del hallazgo, los dos sindicatos solicitaron una reunión del Comité de Seguridad y Salud para abordar lo sucedido tras la desaparición de este vendedor.
Cinco días después, el 11 de noviembre, la presidenta de este Comité y a su vez jefa de coordinación de Recursos Humanos informó de que no procedía la celebración de tal reunión "al carecer de información suficiente para pronunciarse sobre estos hechos".
CSIF y CC.OO. han tenido conocimiento de que el quiosco de calle Hilarión Eslava donde fue encontrado el cadáver no tenía como titular al fallecido, M.R.G., que en la información del tercer trimestre facilitada por la compañía figuraba con un único punto de venta en calle Santa Engracia, 64.
Sin embargo, el vendedor "oficial" del kiosco de Hilarión Eslava estaba desde mayo trabajando en el punto de venta de Guzmán el Bueno, 139, sustituyendo a su titular, por lo que es probable que el fallecido estuviera vendiendo cupones en el kiosco de Hilarión Eslava.
Los dos sindicatos piden que la empresa constate oficialmente todos estos extremos, así como cuándo conoció la dirección la desaparición de esta persona, qué intervenciones se realizaron para localizarle, si se acudió al kiosco y si se disponía de llave del mismo; cuándo se conoció la aparición del cadáver, si se ha abierto procedimiento para determinar si debería considerarse como accidente de trabajo o si corresponde indemnizar a sus herederos.
La información facilitada a las dos secciones sindicales "produce confusión, no resulta veraz ni actualizada", señala el escrito de denuncia, que añade que "no es excepcional que no existan llaves en el centro de algún kiosco". Por ello, insta a que se adopten medidas para que nunca falten llaves de todos los puntos de venta integrados en su ámbito de actuación.
En la denuncia, CSIF pide a la Inspección de Trabajo que, además de sancionar las infracciones en las que pudiera haber incurrido la dirección de la empresa en Madrid por estos hechos, se dé cumplimiento a la entrega de información actualizada y puntual de todos los cambios que se puedan producir respecto a los lugares de trabajo, con punto de venta asignado, horario y días de descanso de los trabajadores.