Echar a un vecino molesto requiere la aprobación del 25% del bloque y acumular denuncias que se enquistan en el tiempo judicial
El incendio del Eixample de Barcelona se originó en la cocina de un bar y la propietaria del local, herida grave, es la gran sospechosa de haberlo provocado
Los vecinos tóxicos pueden convertir el día a día en un infierno
El último de los casos ha provocado un incendio en Cataluña que pudo acabar en masacre. Es el día a día de muchas comunidades, un vecino molesto que les hace la vida imposible, que pega. La situación se hace insoportable y hasta peligrosa. Las imágenes de muchos vecindarios aterran, como las de una mujer que con un machete golpea la caldera del vecino. Tratan de impedírselo con una escoba y evitarlo supone jugarse el físico.
Para conseguir echar a estos vecinos tóxicos, un 25 por ciento de los vecinos del bloque tiene que ponerse de acuerdo y denunciar. "Hay que acumular denuncias, cuantas más mejor, de policía, de guardia urbana y así se inicia el proceso. Un proceso que es largo en el tiempo" asegura Lorenzo Viñas, gerente del Colegio de administradores de Fincas. Tan largo que en algunos casos la paciencia salta por los aires y las amenazas se cumplen. En Torrevieja uno de ellos reventó su casa y quiso destruir el bloque acumulando bombonas.