“Papi, papi”: Los vecinos de Tomás Gimeno le vieron jugar con sus hijas Anna y Olivia antes de desaparecer
Los vecinos de Candelaria vieron al padre y a sus hijas el martes por la tarde
La Guardia Civil registra la casa de Tomás en busca de restos biológicos
Prosigue la búsqueda del padre y las niñas en Tenerife
Varios vecinos de Tomás Gimeno, el padre que ha desaparecido junto a sus hijas Anna y Olivia en Tenerife, han explicado que les vieron la misma tarde del martes, horas antes de su desaparición.
Según han comentado a Informativos Telecinco, les vieron jugar en el jardín de la vivienda que Tomás posee en Candelaria (Tenerife).
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“Los escuchamos jugar con la bici. Ellas decían: ¡Papi, papi!”, asegura una de las vecinas. Otra de ellas recuerda que Tomás “todas las tardes decía adiós” e “incluso una vez me ofreció un cubito con limones”.
Registro en la casa de Tomás Gimeno
A lo largo de la mañana, varios vehículos de la Guardia Civil han entrado en la finca de Tomás en Candelaria para proceder a un exhaustivo registro.
Un gran despliegue de agentes de la Guardia Civil, entre ellos miembros de la Unidad Central Operativa (UCO) en busca de cualquier pista que lleve a saber dónde están Anna y Olivia, de solo 1 y 6 años, respectivamente.
Los agentes buscan cualquier indicio, cualquier resto biológico que pueda evidenciar que en la vivienda se produjo algún crimen.
Por el momento, los investigadores barajan las opciones de la huida o el homicidio, aunque todas hipótesis continúan sobre la mesa.
Una desaparición de alto riesgo
La desaparición de las niñas se produjo el pasado martes 28 de abril. Fue este día cuando Tomás Gimeno, de 37 años y natural de Tenerife, recogió a sus hijas. Primero a la pequeña, Anna, de 1 año, en el domicilio materno, y después en el colegio a Olivia, de 6.
Aquel día visitaron a los padres de Tomás, quien se despidió de ellos de un modo extraño. Por su tono, lo interpretaron así, como una despedida, pero no dijo dónde iba.
Por la noche, a aproximadamente las 21:00 horas, la madre de las niñas llegó a la casa de su expareja para recogerlas, pero no estaban. Llamó por teléfono y Tomás dijo que se las devolvería después de cenar. No tenían convenio regulador ni sentencia judicial para las visitas a las niñas.
A esa misma hora, Tomás Gimeno estaba cargando su lancha en el puerto de la Marina. Lo captaron las cámaras del puerto, pero ni rastro de las niñas.
En las imágenes se vieron bolsos, maletas y dos petates grandes tipo militar. También embarcó la silla del coche de la niña pequeña que ha sido encontrada en altamar. En el coche dejó una manta de niña, dos mochilas, un biberón de agua y un dibujo. También había un recibo de viajes que había, pero era de hace tiempo, y por eso no se lo llevó la Guardia Civil.
Una hora más tarde, la madre de las niñas, Beatriz, volvía a llamarle, pero entonces Tomás Gimeno cambió radicalmente su versión: tras una primera discusión, le dijo que no volvería a verlas más; que "se va a encargar bien de las niñas y que no iba a saber más de ellas".
Inmediatamente, Beatriz, asustada, fue al cuartel de la Guardia Civil de Radazul, desde donde volvió a llamar a Tomás. Lo hizo en otras dos ocasiones, pero él insistió en que no iba a volver a ver a las niñas.
A las 22:30, la progenitora realizaba la denuncia, y solo una hora más tarde Tomás volvía a puerto. El controlador lo vio. No se sabe dónde estuvo con la barca. Al parecer, Tomás, muy nervioso le dijo que necesitaba un cargador de móvil que ha olvidado en casa. Sin importarle el toque de queda, fue a una gasolinera a comprarlo. Estuvo 20 minutos cargando y zarpó de nuevo a la media hora después de la media noche. Beatriz le había intentado llamar antes de las 00:00 horas pero no contestaba.
A la una y media de la madrugada, logró volver a hablar con él y mantuvieron una conversación larga, sobre su relación, pero el final fue el mismo. Tomás insistió: “Se va a ir lejos y que no va a volver a ver a las niñas”.
Tomás se despidió de todos sus amigos
Tras ello, Beatriz no volvió a saber de él, y las autoridades averiguaron que Tomás se había despedido de todos sus amigos.
Calificada como una desaparición de riesgo, la UCO trata de reconstruir qué ocurrió en las dos horas en las que se les pierde la pista a las pequeñas. Decenas de agentes de la Guardia Civil registran, de nuevo, la casa del padre y los terrenos de la finca, por la que podría haber pasado antes de dirigirse al puerto, donde fue visto por última vez. Buscan restos biológicos y cualquier pista del paradero de las niñas.
Por tierra, mar y aire, los agentes trabajan en el sexto día de búsqueda. Tomás pudo haber desactivado el GPS de su embarcación con el objetivo de no dejar pistas sobre el itinerario que realizó desde que salió por última vez del puerto deportivo en la medianoche del martes al miércoles, según apuntan a Efe de fuentes cercanas al caso