Muchos vecinos de Granada han vuelto a pasar la noche en vela o intentando dormir en sus coches. Tienen miedo después de que decenas de sacudidas se hayan sucedido desde el sábado. Así, aunque la última noche ha sido mucho más tranquila, con menos temblores y de menos intensidad, los granadinos siguen con el miedo en el cuerpo. "Aquí estamos con el miedo", cuenta Agustín y su familia desde su coche, porque, como destacan otros que también pasan la noche fuera de su hogar "nunca se sabe".

Familias al completo duermen en un parking en la calle porque volver a sus casas es recicir la pesadilla. "No nos vamos a quedar en la cama cuando se han meneado", expresan. Pero, alguns, no han vuelto a su casa ni siquiera durante el día porque "se puede derrumbar, se puede caer".

De hecho, a Jessica se le ha derrumbado el techo de su vivienda, por lo que tardará en volver. Y, no es el único caso, hay estructuras muy dañadas como la del muro de un colegio en Atarfe. También Santa Fe ha sido duramente castigado por los temblores que han ocasionado grietas en muros, techos, suelos y en distintos elementos ornamentales y revestimientos de inmuebles. Así, a lo largo de esta semana, han atendido ya más de 400 peticiones de afectados que serán canalizadas al Consorcio de Compensación de Seguros.

Incluso la Alhambra se ha visto dañada: las almenas que coronan una de sus torres tienen que ser apuntaladas de inmediato por desperfectos leves.

Granada y su área metropolitana han sufrido más de ochenta temblores desde el sábado, con cuatro terremotos por encima de los 4 grados de magnitud. Este "enjambre sísmico", como lo denominan los expertos, acumula desde diciembre casi 600 terremotos, quince de los cuales han tenido una magnitud mayor o igual a 3, y 61 han sido sentidos, de acuerdo al informe de la actividad sísmica de la zona de Atarfe-Santa Fe, que actualiza diariamente el Instituto Geográfico Nacional (IGN).

Después de las fuertes sacudidas del sábado, cuando se produjo un temblor de 4,4, y de las tres del martes por la noche, con una sucesión de seísmos de entre 4,2 y 4,4 grados, la tierra no parece dar tregua, sigue moviéndose y el mismo jueves ha vuelto a temblar con otro terremoto de 3,4 grados, que ha sido ampliamente percibido por la población y que de nuevo ha tenido -como la mayoría- epicentro en Santa Fe.

A pesar de que la actividad sísmica de Granada no es algo novedoso, casi todos los habitantes de la zona coinciden en la excepcionalidad que se vive estos días y por eso, los que no duermen en coche y tienen la posibilidad se han marchado ya a segundas residencias, alejadas de esta zona sísmica.