Vacaciones en una furgoneta: "Los clientes no quieren hoteles por miedo al coronavirus"

  • Las furgonetas camper ofrecen la posibilidad de viajar con total independencia, evitar la utilización de zonas comunes y limitar el contacto social

  • Permiten el acceso en vehículo a playas recónditas o parajes solitarios en la montaña

  • La transformación de una furgoneta en vivienda va desde los 600 euros hasta más de 50 mil, dependiendo de las comodidades que se busquen y del espacio disponible

No importa la edad o el poder adquisitivo. Familias o grupos de amigos, jubilados o parejas jóvenes. "Esto es para todo el mundo", cuenta Loren Moreno, propietario de Woodvans.

La moda de las furgonetas "camperizadas", o lo que es lo mismo, transformadas en vivienda, comenzó hace aproximadamente un lustro.

Pero en los dos últimos meses, como consecuencia de la pandemia del coronavirus, se ha desatado la locura por este tipo de turismo. "Recibimos numerosas llamadas de clientes que quieren transformar su furgoneta para poder irse de vacaciones este verano", asegura Loren, un apasionado de esta forma de vida, que hace 10 años convirtió también en negocio. "Te da mucha libertad. Puedes ir a la playa más recóndita o a la montaña más solitaria, aparcar y disponer de todo lo que te ofrece una casa".

Una independencia que en tiempos de coronavirus, se ha asociado a una opción perfecta para limitar los contactos con otras personas, evitar el uso de zonas comunes y cumplir con las medidas de distanciamiento social sin renunciar a las vacaciones. "Los clientes vienen y te dicen no quiero hoteles. Está influyendo mucho el miedo al coronavirus", asegura David Florez, propietario de Van-house.

La movilidad y la capacidad de cambiar los planes prácticamente al momento, convierte a la camper en el vehículo más flexible para adaptar la ruta a la situación sanitaria de los lugares que vamos a visitar, sin el riesgo de quedarse atrapado en un hotel o en una casa rural en el caso de que se produzca un rebrote.

Desde 600 euros a 50.000

Basta con tener una furgoneta o incluso un coche grande para probar esta modalidad de turismo. "Con unos 600 euros puedes tener lo básico. Un mueble con cajones que se transforma en cama y una batería para tener electricidad para una nevera", señala Loren.

Es la opción barata, pero las posibilidades son infinitas. Dependiendo del presupuesto y del tamaño del vehículo, estas casas sobre ruedas pueden incorporar todo tipo de lujos. Aire acondicionado, calefacción, ducha de agua caliente, cocina con horno y vitrocerámica y así hasta donde llegue el dinero y el espacio. "Tenemos un proyecto de un camión de 8 metros de largo que tiene un coste final de 150 mil euros, incluyendo el vehículo", afirma Loren.

Lista de espera

Las consultas y los pedidos no dejan de llegar a las pocas empresas dedicadas a la "camperización" de furgonetas. "Llaman para preguntar opciones, pedir presupuestos y otros que lo único que les interesa es tenerlo cuanto antes, pero para este verano va a ser imposible que podamos atender a todos", asegura David Florez, que cuenta ya con una amplia lista de espera.

En la empresa de Loren han tenido que incorporar a dos nuevos trabajadores para sacar adelante los encargos que ya tienen. "Somos seis personas, y podría contratar a más, pero afortunadamente ya tenemos suficiente trabajo y los pedidos que tenemos los queremos hacer bien como siempre".

Probar primero con el alquiler

Viajar en camper no es ni mucho menos un tipo de turismo nuevo, aunque sí que ha sido minoritario hasta hace poco más de cinco años. Los primeros en practicarlo fueron sobretodo amantes de la naturaleza y de deportes como el ciclismo, la escalada o el surf, que utilizaban furgonetas para vivir y desplazarse de un lugar a otro con total libertad, sin la obligación de tener que acudir a campings, ni a zonas de acampada, como ocurre en muchos lugares con las autocaravanas y las caravanas.

Sin duda, una forma de escapar de la rutina muy atractiva, que sin embargo, también tiene inconvenientes como la falta de espacio y de comodidades, principalmente en los vehículos más pequeños. "Se dan casos de personas que se compran la furgoneta, la adaptan y después de un par de viajes se dan cuenta de que no es lo suyo", señala Loren.

Para evitarlo, la recomendación es probar primero con una furgoneta de alquiler y si se cumplen las expectativas, elegir con tranquilidad el modelo que más se adapte a nuestras necesidades y a nuestro bolsillo y comenzar a viajar hasta donde nos lleve el camino.