Desde esta madrugada Tudela se ha declarado en pie de guerra contra este exceso de agua, desbordándose por toda la localidad. Se han colocado barricadas con sacos de arena y pasarelas en las aceras ante el peligroso acecho del Ebro: con una altura de caudal de casi 8 metros. En el casco viejo esperan lo peor así que los vecinos sacan los coches de los garajes, atrincheran las puertas y ponen los muebles a salvo. Una tensa espera ante lo inevitable. El ambiente de precaución y resignación, rodeados de agua, recuerda a la gran crecida del 2015. Una crecida que ha desbordado las expectativas también en Castejón, donde la virulencia del Ebro ha cortado la nacional 113 y ha roto la mota de contención.