1. Ingredientes
Ya que tenemos la posibilidad de elegir, tenemos que decidir de qué serán las croquetas. Existe la posibilidad de combinar varios productos, pero se mezclarían los sabores y perdería un poco la esencia principal de la croqueta. El aspecto más importante en este punto es la calidad de los ingredientes, no hace falta realizar las croquetas con productos de lujo, pero sí que se agradece no escatimar en la calidad del elemento principal del relleno.
2. Masa
Quizás es el punto más importante para realizar una croqueta que se podría definir como perfecta. Muchos cocineros de prestigio afirman que la clave para saber si alguien cocina bien es probar una de sus croquetas, y que esta sea de calidad. Cuando se habla de la masa de las croquetas nos estamos refiriendo a una bechamel clásica en la que va introducido el ingrediente protagonista del producto: una base de cebolla bien pochada, harina un poco tostada en la misma sarten (sin que se queme, ya que afectaría al sabor final), añadir leche previamente calentada poco a poco sin dejar de remover y no olvidar una pizca de nuez moscada recién rayada y pimienta. Esta masa tiene que permanecer en el refrigerador durante varias horas para que coja consistencia.
3. Forma
Quizás nunca hayas pensado en este punto, pero tiene su importancia. Muchas teorías hablan de que la croqueta perfecta debe ser comida en dos o tres bocados, pero esto puede cambiar según el comensal. Como no somos máquinas es normal que queden de tamaños diferentes, pero esto no es un problema, ya que incluso ayude a dar mayor sensación de comida casera (algo que siempre resulta más atractivo). Aunque la medida estándar para realizar croquetas caseras suele ser la masa que se recoge en una cuchara sopera, así no habrá problemas ni demasiadas variaciones en el tamaño.
4. Rebozado
Harina, huevo y pan rallado. Es opcional añadir perejil o ajo en polvo en el pan rallado, aunque lo tradicional es usar solo el pan rallado. Tras haber dejado la masa reposando en frío, es el momento de darles formas y pasarlas primero por harina, luego por el huevo y por último por el pan rallado. Además, es recomendable usar dos tenedores durante el proceso, ya que así conseguimos que los ingredientes del rebozado se mezclen en la menor medida de lo posible dentro de los recipientes en los que se encuentra cada uno.
5. Fritura
El punto perfecto de la croqueta es el de que permanezca crujiente por fuera y cremosa por dentro. Lo primero que tenemos que saber es que es mucho mejor freir en aceite de oliva debido a que este tipo aguanta más la temperatura que, por ejemplo, el aceite de girasol (además de que aporta un mejor sabor). Es importante no freir muchas croquetas en una misma tanda debido a que descendería demasiado la temperatura del aceite y afectaría al proceso, quedando el producto final menos crujiente de lo deseado. El tiempo será el que marque la propia croqueta, ya que tiene que adquirir el rebozado su color característico. Finalmente hay que poner un papel absorbente en un plato y las croquetas encima, para que este absorba el aceite sobrante y la croqueta no esté aceitosa.