La investigación, inscrita en el marco de la operación Black Card, se inició después de que el hijo de la víctima denunciara que personas desconocidas habían utilizado la tarjeta bancaria de su madre en un total de 556 ocasiones por un importe de 24.559,63 euros. El hombre añadió, además, que la tarjeta había desaparecido del domicilio.
El hijo de la víctima comunicó que su madre padecía, entre otras patologías, una enfermedad neurodegenerativa por la que le era imposible realizar compras. Por ello, la investigación de los agentes se centró en analizar el entorno cercano de la víctima y los movimientos realizados por los autores.
Los investigadores pudieron determinar que la tarjeta se usó para realizar múltiples compras en varias páginas webs, así como para efectuar el pago de varias facturas telefónicas, facturas de electricidad, compras de billetes de avión, etcétera.
Tras analizar la información obtenida, la Unidad de Delincuencia Económica de la Policía Judicial confirmó que la cuidadora de la anciana había supuestamente sustraído la tarjeta y facilitado su numeración a terceras personas de confianza, "beneficiándose todos ellos de la estafa".