Aunque la búsqueda de Tomás Gimeno y su hija Anna continúa, lo cierto es que cada día que pasa se hace más difícil dar con sus cuerpos. Si finalmente no aparecen habrá que esperar 10 años para declarar a Gimeno como fallecido.
Con la ley en la mano, hay que esperar 10 años para dar a un desaparecido por muerto. Es el caso de Tomás Gimeno. Esto sucede siempre que la persona no aparezca antes, vivo o muerto y que alguien solicite dicha declaración, lo que puede ocurrir en el caso de las niñas de Tenerife ya que, según informa Diario de Avisos, ello permite abrir la sucesión de sus bienes y, por ende, repartir la herencia de este hombre de 37 años, al que se le busca desde el pasado 27 de abril.
Sobre Tomás Gimeno hay una orden internacional de detención como presunto autor de un doble homicidio y de maltrato continuado desde que apareció el cuerpo de su hija mayor, Olivia de seis años.
Para los investigadores no hay duda de que Gimeno se suicidó en el mar tras deshacerse de los cuerpos de sus hijas, Olivia, y Anna, de un año.
Es el abogado Alfonso Delgado ha detallado al citado diario canario las circunstancias legales que rodean a este caso. Señala que hay tres causas para la extinción de la responsabilidad penal sobre Gimeno. El primero de ellos es el cumplimiento de la pena, opción poco probable en este caso.
La segunda es el fallecimiento del encausado, lo cual no se puede certificar mientras no se encuentre su cuerpo sin vida de Tomas Gimeno, y ahí es donde entra la declaración de fallecimiento prevista para los ausentes, que es de 10 años desde que desapareció.
La tercera vía es la prescripción. Para ello tendrían que pasar muchos años. Ya que para el delito de homicidio son 15 años y 20 años si se trata de asesinato.
En cualquier caso, la búsqueda de Tomás y Anna continúa aunque ya la semana pasada el delegado del Gobierno en Canarias, Anselmo Pestana, explicó que las posibilidades de encontrarles son “remotas”.
Se baraja la posibilidad de que un submarino privado, el PISCIS VI, con capacidad para operar a una profundidad de hasta 2.180 metros, sustituya al buque oceanográfico Ángeles Alvariño.
La madre de las niñas, Beatriz Zimmermann, ha querido dedicar una carta de agradecimiento a su tripulación y a la Guardia Civil. "Quería ir al barco a agradecer toda la labor que están haciendo, pero me dijeron que era peligroso por lo que les escribo una carta", ha comenzado escribiendo a quienes consideran que junto con la Guardia Civil "han hecho que la verdad salga a la luz".
Por muy devastadora y cruel que fuera siempre es mejor saber la verdad. Gracias a ustedes (cuando digo ustedes a la Guardia Civil también claro), puedo sentir a mis niñas conmigo, de otra manera, pero las puedo sentir a mi lado", reza la misiva publicada por Canarias7.