El Gobierno las incluyó en su lista de establecimientos que permanecerían abiertos durante el estado de alarma declarado el pasado fin de semana para combatir el coronavirus, pero tintorerías y lavanderías reclaman al Ejecutivo poder cerrar porque, en su opinión, no son un servicio de primera necesidad.
El presidente de la federación española de tintorerías, José Carlos Mas, se muestra muy concluyente al respecto: "Tendríamos que estar cerradas y no poner en peligro la vida de los empleados y de los clientes". El Gobierno justificaba la apertura de estos negocios porque permiten lavar ropa industrial, por ejemplo de hospitales. Por ello, en opinión de Mas, solo deberían mantenerse abiertas las lavanderías hospitalarias por ser las únicas que poseen la infraestructura y el personal adecuado.
Sin embargo, en las tintorerías de barrio se trata directamente con las prendas de los clientes, y eso no deja de suponer un riesgo de contagio. Francisco Fernández, presidente de la asociación de tintorerías de Asturias, explica que"nos dedicamos a la limpieza textil y a limpiar la ropa de hostelería, que es el 90% de nuestra facturación". Y esa facturación se ha visto mermada. Una lavandería de Gran Canaria, que habitualmente trabaja para los hoteles, debe permanecer abierta, incluso si sus clientes regulares han cerrado. Se trata de un colectivo sin capacidad para trabajar frente al coronavirus, y sin embargo, obligado a abrir por decreto.