El mal, el bien y Teresa: el caso de la mujer a la que robaron su pensión

  • Hace tres semanas le robaron su pensión de 600 euros y la extra de Navidad

  • La solidaridad de la gente ha hecho que recupere más de 1.200 euros

  • Con el dinero que ha sobrado, Teresa ha comprado juguetes para los niños más necesitados

Teresa sujeta en sus manos dos teléfonos. La distancia que los separa es la que separa uno de los momentos más amargos de su vida, de uno de los más felices.

En el primero, el mal, porque esa es la palabra más adecuada para describir la acción de las personas que, hace ahora tres semanas, robaron a Teresa, en una farmacia de La Línea de la Concepción, la pensión de viudedad y la correspondiente paga extra que Teresa acababa de retirar del banco.

"El día que me quitaron el dinero en la farmacia me sentí muy mal", dice esta mujer menuda que está a punto de cumplir los 78 años. "Yo estoy delicada del corazón, no me dio nada porque Dios no quiso. Cuando llegué a mi casa y vi que no tenía el dinero, mi hijo dijo: mamá ¿que te pasa?, ¿qué te pasa?".

"Yo estoy delicada del corazón, no me dio nada, porque Dios no quiso, cuando yo llegué a mi casa y vi que no tenía el dinero"

"Le dio un ataque de ansiedad" señala su hijo Juanma, que no tiene trabajo y vive con Teresa. "Le preguntamos: ¿mamá, donde te han podido robar el dinero? y ya nos dijo: en la farmacia. Fuimos a la farmacia y vimos el vídeo".

En la otra mano, Teresa sujeta hoy la imagen del bien, porque no hay mejor expresión para calificar su gesto: comprar juguetes para niños sin recursos con el que dinero que sobraba de lo recaudado para ella. "Llevando los juguetes me sentí en paz -cuenta Teresa- porque lo mismo que a mí me han ayudado, quería ayudar a estos niños que sus padres, en estas fechas, no pueden comprarles juguetes".

Tras el robo, a Teresa le llegó la solidaridad de sus vecinos. En la farmacia pusieron una hucha para recoger dinero para ella. "A los dos días del robo me llamó la dueña de la farmacia, y me dijo que ya habían recaudado algo, que si me hacía falta, que fuera a recogerlo", cuenta. "Muchos conocidos míos, gente del barrio, pusieron dinero".

Y le hacía falta. Teresa tiene siempre la cartilla a cero, confiesa. En pocos días en la farmacia se recaudó una cantidad equivalente a la robada, exactamente mil doscientos cuarenta euros. Pero la historia de Teresa había salido ya de la Línea, y de otras partes llegó también la ayuda. Tenía algo más de dinero, del que le habían robado.

"Podía haberme quedado ese dinero, porque usted sabe que en las casas se pagan muchas cosas y tengo una pensión muy corta -piensa en voz alta Teresa- pero lo quise donar, compré algunos juguetes por ciento veinte euros, lo que no hacen algunos que tienen mucho".

"Lo quise donar, compré algunos juguetes, ciento veinte euros, lo que no hacen algunos que tienen mucho"

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Y allá que se fue Teresa con sus juguetes. Bien arreglada, porque le gusta hacerlo -dice-, se plantó en un centro comercial donde estaban recogiéndolos y los entregó. Nadie sabría nada si no fuera porque a Teresa la reconocieron y grabaron un vídeo de su gesto, regalando a otros la solidaridad que otros le habían dado. Gracias a eso, hoy se puede contar la historia del mal, el bien y Teresa.