Se equivocaba si pensaba que las temperaturas no podían subir más
Subimos el termómetro, más todavía, comenzando con los treinta grados de Valencia. En el Levante la ola de calor es llevadera si se está en la playa y, como en Barcelona, llega acompañada de una ola de mar. Pero los grados van subiendo y agobiando conforme nos adentramos en el interior y llegamos a los treinta y nueve de Toledo. Allí están con los abanicos a pleno rendimiento, en Zaragoza con las fuentes están en temporada alta y en Granada buscando un alivio en una sombra que se cotiza al alza. En total treinta provincias en alerta. La situación, que se mantiene lo que queda de semana, obliga a cuidar, especialmente, de las personas mayores y de los niños. Las clases se vuelven un infierno sin aire acondicionado, por ello, los hay que ya piden vacaciones reivindicando un respiro.