Hace siete años las lagunas de las Tablas de Daimiel estaban completamente secas. El humedal se encontraba en estado crítico y con él la fauna que albergaba. Cuatro años de sequía y la explotación del acuífero habían agotado las reservas del parque, y fueron los incendios en el subsuelo los que realmente encendieron la alarma. Así, en 2010, la amenaza inminente de la desaparición del humedal impulsó un trasvase de emergencia que volvió a inundarlo. A día de hoy, tras un inicio de primavera excepcionalmente lluvioso, el embarcadero que en 2006 se alzaba sobre la tierra seca ahora tiene tanta agua encima como para impedir el acceso a la reserva. 2000 hectáreas del humedal están totalmente anegadas, garantizando así la vida a sus habitantes, que no se veían en otra desde 1985.