Todas las personas en la Tierra dependen directa o indirectamente del océano y los casquetes polares y los glaciares para regular el clima y proporcionar agua y oxígeno. Y eso está en riesgo. Vivir en una población costera se va a convertir en una odisea y no tan lejos como pensamos. Hablamos de 2100. Los ciclones tropicales, los niveles extremos del mar, las inundaciones o la pérdida de hielo son imparables ya. Y el nivel del mar va a crecer sin que nadie pueda impedirlo, nada menos que 43 centímetros de aquí a 2100 en el mejor de los casos porque en el peor hablamos de un metro. Y para 2300 ya estaríamos en 5,4 metros.
No es el único dato que acongoja: 653.000 millones de toneladas es el promedio de hielo derretido en Groenlandia, la Antártida y los glaciares de montaña cada año en el período 2006-2016, equivalente a 500 piscinas olímpicas por minuto. El impacto de la subida del nivel del mar es imparable porque se va a producir sin importar si las emisiones de calentamiento climático se reducen o no. Sin una acción urgente para reducir las emisiones de combustibles fósiles, el mar podría subir hasta 4 metros, un resultado que redibujaría el mapa del mundo y dañaría a miles de millones de personas.
Es para tomárselo en serio. Las zonas costeras bajas vive en este momento alrededor del 10% de la población mundial (680 millones de personas). Además, en los pequeños Estados insulares residen otros 65 millones de personas. Y casi otro 10% de la población (670 millones) vive en las regiones de alta montaña, otra de las áreas analizadas en el informe que destaca que 1.800 millones de personas será el número que probablemente se verá directamente afectado por el aumento del nivel del mar en las costas bajas y el deshielo de los glaciares en las regiones de alta montaña en 2050.
El primer informe específico sobre océanos y criosfera del Panel Internacional de Cambio Climático de la ONU, que se está presentando en Mónaco desvela ya lo que todos sufrimos y vemos en el día a día: Frecuentes inundaciones, aumento del nivel del mar, una mayor pérdida de los glaciares y pérdida del permafrost.
Así, el IPPC concluye que las consecuencias podrán ser incluso peores con una aceleración del aumento de las temperaturas en el mundo, por lo que considera que los Gobiernos tienen que "necesariamente" adoptar acciones "urgentes y ambiciosas" para frenar las emisiones de gases de efecto invernadero. Los extremadamente elevados niveles del mar, que tienen una frecuencia de una vez cada cien años podrán golpear de forma habitual a muchas megaciudades y a pequeñas islas en 2050, incluso en un escenario de emisiones reducidas.
El informe ha sido realizado durante dos años por 104 expertos de 36 países y está basado en, al menos 7.000 publicaciones científicas y ha sido aprobado la pasada noche por representantes de 195 países en Mónaco. Los eventos extremos del nivel del mar que solían ocurrir una vez por siglo ocurrirán cada año en muchas partes del mundo a mediados de siglo, según el panel de la ONU . El calentamiento global es el culpable.
Otro gran impacto será en la comida. El informe proyecta un aumento en las olas de calor marinas, que ya están afectando a la pesca y la acuicultura en la actualidad. Más de mil millones de personas dependen del agua de los glaciares para beber y para el riego. Y corren peligro.
El IPCC prevé que los cambios en el hielo marino del Ártico en septiembre, cuando el hielo alcanza su extensión mínima cada año, "probablemente no tengan precedentes" durante al menos un milenio. Este año ya es el segundo más bajo en 41 años de registros modernos, según el Centro Nacional de Datos de Nieve y Hielo de EE. UU.
El informe también advierte que el Ártico podría acelerar el calentamiento. Si las emisiones continúan sin control, los aumentos de temperatura resultantes descongelarían vastas extensiones de permafrost, y el área de tierra congelada disminuirá hasta un 69 por ciento para 2100.