Hay quien está dispuesto a hacer lo insospechado para conseguir algo de su mayor ídolo, pero, ¿hasta qué punto pueden llegar los seguidores de Leo Messi? El astro argentino levanta pasiones y, sin duda, su marcha del Fútbol Club Barcelona ha sido uno de los acontecimientos más mediáticos del año. Su inesperado adiós al club en que creció y en el que conquistó sus más grandes logros, pegó al televisor a millones de aficionados que, desde múltiples rincones del mundo, aguardaban a conocer cuáles eran sus palabras de despedida y cuál iba a ser su futuro en el mundo del fútbol, algo que ya sabemos que le ha llevado hasta París.
La cuestión es que, en ese adiós, en esa despedida del Fútbol Club Barcelona, aquel día el futbolista no pudo evitar deshacerse en lágrimas, con dificultad para pronunciarse ante la emoción que suponía el momento. Por eso, en ese trance que, según confesaba, ni él mismo esperaba porque tenía intención de permanecer en el Barça, encontró su mayor aliado en un pañuelo para salir del paso y poder compartir su esperado discurso.
Tras secarse las lágrimas… y sonarse los mocos, al parecer alguien estuvo muy atento cuando Messi culminó su rueda de prensa y tiró el citado pañuelo a la papelera, para después supuestamente recogerlo y ponerlo a subasta por nada más y nada menos que un millón de dólares de precio de salida.
Concretamente, tras viajar desde Barcelona a Buenos Aires, un avispado lo subasta en la Red como “producto usado”, “único y disponible”, a la vez que en el anuncio se bromea con la posibilidad de clonar al futbolista gracias al alto contenido de material genético existente en él…
Preguntando en la calle cuánto darían por el citado pañuelo que usó Messi en su despedida, las respuestas son de lo más variopinto:
“Yo me hago una tortilla de Messi si hace falta”, llega a decir un aficionado sin reparos… mientras una mujer deja claro: “Eso es de guarrindongos”.
Otros no quieren ni hablar de jugadores de un equipo que no sea el propio, y mucho menos en lo relativo a un pañuelo, al tiempo en que hay quien pone los pies en la tierra y deja claro: “Yo por un millón de euros no compraba ni a Messi entero”.
“Si me dices encima que se sonó seis veces…”. “Ni borracho”, señalan también muchos, mientras hay quien zanja la cuestión lamentando que el fanatismo no tenga límites.