El control de la NASA desde el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) en Pasadena, California, ha respirado aliviado cuando la sonda puso sus tres patas sobre el planeta rojo 10 meses después de emprender su largo viaje desde el Centro Espacial en Cabo Cañaveral (Florida).
El periodo de tiempo que transcurrió desde que la sonda penetró la tenue atmósfera marciana hasta que tocaba la superficie, se ha denominado los "siete minutos de terror".
El nerviosismo de los encargados de la misión era obvio si se tiene en cuenta que menos de la mitad de las misiones a Marte han tenido éxito, y aún queda en el recuerdo el fiasco de la cápsula "Mars Polar Lander", que se perdió en 1999 tras su descenso en algún sitio cerca del polo sur marciano.
Cinco de 15
Sólo cinco de los 15 ingenios mandados por EEUU y otros países al planeta rojo han logrado posarse en su superficie.
Los primeros en hacerlo fueron los dos aparatos de las misiones Viking de NASA, que tocaron polvo marciano en 1976.
En enero del 2004 llegaron a Marte los vehículos exploradores "Spirit" y "Opportunity" que emplearon globos amortiguadores y exploraron regiones próximas al ecuador marciano.
La misión de "Phoenix" debió realizarse en el 2001, pero fue cancelada tras la pérdida de "Mars Polar Lander".
Antes de tocar superficie, a las 23:53 GMT, "Phoenix" extendió su escudo térmico y usó el radar para contar con la información sobre la altura y calcular la velocidad de descenso vertical y horizontal para ajustar el encendido de sus 12 cohetes de descenso.
Para ello, ha tenido que reducir su velocidad de casi 21.000 kilómetros por hora a sólo unos 8 kilómetros por hora.
La misión de "Phoenix", valorada en unos 420 millones de dólares, consistirá en tomar muestras del agua helada y de la tierra que la rodea. Lo hará con su brazo robótico, que mide 2,5 metros.
La Agencia Espacial Europea (ESA) ayudó, por primera vez en la historia espacial, a la NASA en el aterrizaje de la sonda. LA