El síndrome de la cara vacía: cuando echamos de menos llevar mascarilla
La mascarilla puede generar problemas de comunicación
Tapa nuestra cara, que es con la que transmitimos emociones
¿Han oído hablar del 'síndrome de la cara vacía'? De dejarnos la mascarilla en cualquier sitio hemos pasado, después de meses de llevarla, a sentirnos raros sin ella. No son pocos, además, los que afirman que con ello estamos perdiendo nuestra identidad. Algo que, según expertos en el tema, se puede manifestar con gestos de inseguridad.
Muchos se han adaptado a ellas y es un elemento indispensable en el día a día. “Yo salgo y tal como salgo me la pongo”, “ya no me siento ni rara”, “poco a poco nos vamos acostumbrando”… son comentarios de quienes sí cumplen con las medidas de protección frente al coronavirus
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Aunque es pronto para saber si aparecerán patologías asociadas a la mascarilla, este elemento puede generar problemas de comunicación y ocultar nuestras emociones. Así lo cree José Antonio Galiani, psicólogo forense. “El uso de la mascarilla hace que una de las cuestiones fundamentales como es nuestra cara con la que transmitimos nuestras emociones quede disminuida e, incluso, a veces ocultada”, explica.
Mientras tanto son nuestros ojos los que hablan sin palabras. “Estamos aprendiendo a relacionarnos empáticamente con el que tenemos de frente a través solo de sus expresiones oculares”, explica Galiani.
Cada vez nos sentimos más raros si no la llevamos, sobre todo si hay público. Ya incluso se habla del 'síndrome de la cara vacía'. “Puede que nos sintamos raros o que desconfiemos”, dicen a sabiendas y con la esperanza de que algún día se queden en el cajón.