En Navarra, una víctima de violencia de género se ha quedado sin su mejor defensa ante un nuevo ataque de su exmarido. El gobierno foral cree que el perro que tenía entrenado podría ser considerado "arma ofensiva".
Para Silvia su perra es el escudo que la protege del miedo, para no temer que cuando su exmarido salga de la cárcel vuelva a agredirla. Por ello camina siempre junto a Sugi. Entrenada para defenderla, cuando se separa de ella se siente insegura, sin embargo, la ley no los contempla como perros de acompañamiento. Ni pueden entrar en todos los lugares públicos ni se les considera una herramienta de defensa.
Por todo ello, el gobierno de Navarra no puede tratar a Sugi como animal de protección. Silvia lucha para que se cambie la ley, siente que el tiempo se le echa encima, como una amenaza.