La sierra de Cádiz era uno de los destinos turísticos más demandados para este puente. Tanto que esta misma semana sus alcaldes se reunieron para estudiar cómo hacer frente a las posibles aglomeraciones. En la casa rural Cuevas del Sol, de Setenil de las Bodegas, el teléfono no paraba de sonar. La respuesta siempre era la misma: completo. Eso era hasta el miércoles, cuando el cierre perimetral, comenzó a sobrevolar los picos de la sierra.
"Nos han cancelado todo", explica Mari, su propietaria. "Desde que empezó a apuntarse el cierre de la sierra me lo cancelaron todo, no ayer, ya anteayer. Desde el jueves tenía la casa alquilada casi todos los días".
Mari podía sacar con eso una cantidad modesta, unos quinientos euros, señala, pero imprescindibles para su economía familia. No los tendrá. El virus, como en el cuento, ha roto el cántaro. Las carreteras que conducen a la sierra están llenas de controles. ¿Recuerdan aquello de ¡No puedes pasar!. Pues eso, los clientes que esperaban en Casa Martín, de Grazalema, un negocio que arranca hace cuatro generaciones, han tenido que quedarse en sus casas.
"Estamos conmocionados", dice Sergio, bisnieto del fundador. "El puente se planteaba con buenas expectativas de afluencia de público. De un puente que iba a ser bueno a ingresar cero euros, ya puedes hacerte la idea. Pero, vamos, más tarde o más temprano había que tomar alguna medida, Nos coge así, de imprevisto, pero habrá que sufrir un poco en nuestras economías, como todos estamos sufriendo."
De eso, de lo imprevisto de la decisión de la Junta de Andalucía se queja el alcalde de Grazalema, Carlos García: "Entiendo, tal y como ha dicho el presidente de la Junta, que son medidas necesarias y que están avaladas por un comité de expertos", señala el regidor Grazalema, pero lo cierto es que han llegado algo tarde, a las puertas de un puente para el que todo estaba preparado":
Con la sierra cerrada, el virus no se moverá por esos municipios gaditanos. Tampoco el dinero que tanta falta hace en unas poblaciones que dependen en gran medida del turismo.
"Un fin de semana de puente, como este, podríamos hablar de una pérdida de medio millón de euros en un pueblo de 1.700 habitantes", concluye Carlos García
A cincuenta kilómetros en línea recta de estas palabras, otro alcalde, el de Castellar de la Frontera, tiene la preocupación contraria. Su municipio ha quedado en la parte de Cádiz por la que se puede circular libremente. Teme que el turismo que no puede ir a la sierra acabe en su localidad.
"Ante la posibilidad de que turistas y visitantes puedan poner el foco como destino de este puente en Castellar, hemos pedido ayuda para contar con medios para el control de los aforos, y para vigilar que se cumplan las normas", reconoce el alcalde, Adrián Vaca.
Y todo en la misma provincia. Se trata del buscar el equilibrio entre seguridad y actividad ecónomica, pero es difícil. O te pasas, o no llegas. En la sierra lamentan los clientes perdidos. La localidades sin confinar, no quieren lamentar que, un buen puente en lo económico, suponga un retroceso en la lucha con la pandemia.